Anabella nos enseñó lo que le había traído de Caracas, Pedro Arriaga, verdadero hombre aspiradora de todo lo que tenga tinte vasco en América. Koldo Ruiz de Agirre le había entregado el dibujo de la fachada del Centro Vasco de Caracas hecha por Miguel Salvador. Allí estaba el original, precioso así como unos edificios con toque vasco construidos en el barrio de las Mercedes, en el centro de la gran ciudad. Su aita Luis Ruiz de Agirre que usaba el seudónimo de Sancho de Beurko, Comisario General del Ejército Vasco por ANV, se dedicó en Venezuela a la construcción. Solía venir a Cumaná ya que tenían desde hacía años, con otros vascos una constructora. Incluso escribió un libro donde aparecen las vicisitudes de la construcción del puente del Chino en el interior de aquel país.
Volvió a Euzkadi y con Bengoa, Larronde, Goyhenetxe, y Joseba Agirre crearon el Instituto Bidasoa que editaba pequeños libros con hechos de la guerra y post guerra así como recopilaban fotografías y documentos de aquellos años de plomo. Se daban cuenta que la dictadura franquista había borrado cualquier recuerdo de la guerra y vieron que era necesario que lo vivido no lo contara y siguiera tergiversando el vencedor de aquella tragedia.
Tuve mucha relación en esos años con él y siempre le pedía el coche de bomberos que me había prometido de muy pequeño y que a mí no se me había olvidado. Su hijo Koldo fue el autor de dibujos clave de la resistencia y de la transición como el del joven diciendo “Euzkadi Behar Zaituk” y el puño que saliendo de la tierra, rompe las cadenas, amén de tarjetas de navidad y dibujos para revistas clandestinas. Koldo era asiduo a Euzko Gaztedi del centro Vasco de Caracas y allí nos veíamos todos los fines de semana.
Ojalá la diáspora pueda ir mostrando todo este material y de una vez por todas logran escanear las fotografías para que no se pierda todo este acervo cultural. Tan importante, tan gráfico y tan emotivo de la historia de los vascos. Anabella nos enseñó una placa del Instituto Euskal Erria (así escrito) de Montevideo que es una placa preciosa. Y que había traído de allí Gorka Álvarez.
Comprobamos in situ como gracias al trabajo de hormiga el archivo de la diáspora va cogiendo volumen y fuerza así como su biblioteca y ojalá haya presupuesto para continuar en tan importante y fundamental labor.