Ana Barandiaran. Las empresas vascas tienen marcada en rojo la fecha del 8 noviembre. Se juegan mucho ese día en el que se elegirá al próximo presidente de Estados Unidos. Nada menos que 18.800 millones de euros, que son las inversiones acumuladas en los últimos quince años, según datos de la Spri. Esta descomunal cifra, muy influenciada por el peso de BBVA e Iberdrola, sitúa a Euskadi a la cabeza del ránking por comunidades autónomas, por encima incluso de Madrid, que no llega a los 15.000 millones.
Pero aún hay más. EE UU es el tercer destino de las exportaciones vascas, por detrás de Francia y Alemania, con un volumen anual superior a los 1.700 millones de euros. Hay cerca de 435 empresas que venden al mercado estadounidense.
Con estos datos no es de extrañar la preocupación que existe entre las compañías vascas, sobre todo después de que haya desaparecido la ventaja de Clinton en las encuestas y del precedente del ‘Brexit’, muy vivo en la memoria de todos. Las empresas se cuidan mucho de hacer cualquier tipo de valoración política, pero ‘sotto voce’ sí que reconocen que la victoria de Trump sería el peor resultado por la incertidumbre que traería al mundo, un temor ya reflejado por las bolsas.
En particular, inquietan sus mensajes contra la energía eólica y, todavía más, su promesa de levantar un muro físico con México y otro, no material aunque igual de sólido, de proteccionismo respecto al resto del planeta. Amenaza con gravar todo lo que venga de China y del país azteca.
Existe, no obstante, el convencimiento de que muchas de las bravuconerías de Trump van a quedar en papel mojado por el control institucional al que será sometido. Por ejemplo, no se espera que haga realidad su propuesta de cargarse el Nafta, el tratado de libre comercio entre EE UU, Canadá y México. Dejando a un lado estas cautelas, se puede aventurar qué sectores ganarían o perderían con él. En líneas generales, «su victoria sería negativa para las empresas con intereses en renovables –Iberdrola y Gamesa– y para las muy expuestas a México, como Cie Automotive o BBVA. Por el contrario, sería positiva, en principio, para firmas como Tubacex y Tubos Reunidos, dedicadas al negocio de la extracción de petróleo», afirma Sara Herrando, de Norbolsa.
Energía
«La eólica es cara y mata nuestras águilas»
El repertorio de críticas de Donald Trump a la energía eólica es muy amplio y explícito. Sostiene el candidato republicano que es «muy cara porque depende de los subsidios» y que los aerogeneradores «matan más de un millón de pájaros al año», lo que supone un peligro para las emblemáticas águilas del país. En el otro extremo, Clinton es partidaria de reducir en un tercio el consumo de petróleo, por lo que es más favorable a las tecnologías verdes.
Con esta premisa es fácil concluir que la victoria de Trump no sería nada buena para las compañías vascas con intereses en renovables. Entre ellas destaca Iberdrola, que hace ya una década desembarcó con fuerza en EE UU. Su filial Avangrid es el segundo operador eólico del país con casi 6.000 MW ya instalados. Pero es que además aspira a doblar esta cifra en los próximos años, algo a lo que va a dedicar buena parte de los 9.500 millones de inversiones previstas hasta 2020. Esta cartera de proyectos está protegida por la política de créditos fiscales aprobada por el Congreso a finales del año pasado. Habrá que ver si el candidato republicano hace realidad su amenaza y modifica el régimen.
Gamesa, otra potencia en este ámbito, se muestra tranquila y recuerda que la regulación en vigor abarca hasta 2022. El fabricante de aerogeneradores adquirido por Siemens ha instalado 5.000 MW en EE UU desde que llegó allí en 2005. No tiene planta en el país –cerró aquella en la que se fotografió Obama– y funciona con las piezas que trae de España, China o que compra a proveedores locales.
Acompañando a estos dos gigantes hay otras empresas con fuerte presencia en el país. Ingeteam es una de ellas. Tiene una planta en Milwaukee donde produce generadores y convertidores eólicos así como inversores fotovoltaicos. Otras firmas del sector con implantación allí son Arteche y Velatia.
Oil & Gas
Apoyo a la industria del ‘fracking’
Trump quiere un país autosuficiente desde el punto de vista energético y por eso aboga por apoyar el ‘fracking’, una industria que después de vivir un auténtico ‘boom’ atraviesa horas bajas por el desplome del precio del petróleo. Por tanto, si gana sería beneficioso, al menos en principio, para las empresas vascas de este sector, entre las que destacan los fabricantes de tubos y de válvulas.
«Pero tanto los demócratas como los republicanos apoyan el desarrollo del ‘shale oil’ (petróleo obtenido con el ‘fracking’). No hay que olvidar que el ‘boom’ se vivió con Obama. La principal diferencia es que el partido de Trump podría liberalizar la perforación en zonas protegidas como Alaska, algo que rechaza la formación de Clinton», explica Antón Pipaón, director general comercial de Tubos Reunidos.
Esta empresa acaba de dar un salto en EE UU con la compra de la firma RDT, con sede en Houston y dedicada al acabado de tubería de perforación. Tubos Reunidos vende un 30% de su producción en el país. El porcentaje es inferior para Tubacex (14%), que está presente en ese mercado a través de su filial Salem Tube, donde trabajan 110 personas. La cooperativa Ampo no tiene planta local pero entre un 15% y un 35% de sus válvulas van allí. Y también tiene una fuerte presencia Vicinay Cadenas, especializada en el anclaje de plataformas ‘offshore’.
Automoción y ferrocarril
Riesgo para los que acceden desde México
«Cada pieza manufacturada que venga de fuera de nuestras fronteras va a sufrir un gravamen del 35%». Es la amenaza de Trump para las empresas de automoción que fabrican en México y luego venden a las grandes marcas norteamericanas –General Motors, Ford o Fiat Chrysler– y en todo el mercado Nafta.
Es el caso de la vasca Cie Automotive, que cuenta con presencia directa en Estados Unidos –una filial de inyección de plástico con sede en Detroit–, pero sobre todo tiene fuerza en México, donde tiene nueve plantas. Según estimaciones de Mirabaud, un 12% de sus ingresos y un 17% de su Ebitda viene de sus operaciones entre el país azteca y el estadounidense. El grupo presidido por Antón Pradera no se toma muy en serio la amenaza de Trump de renegociar el Nafta. «No creemos que sea viable dadas las estrechas relaciones entre los tres países».
Gestamp es muy potente en ambas plazas. En EE UU dispone de seis plantas productivas y una más en construcción. «Es nuestro tercer mercado con un peso del 12%», apuntan en la empresa de componentes de coches. En México cuenta con cinco centros productivos.
Fuera de la automoción pero sin dejar el sector de los medios de transporte, hay que mencionar a CAF. El fabricante de trenes adquirió en 2000 la planta de Elmira (NY) y ha desarrollado proyectos por importe de 1.200 millones de euros. Los analistas creen que gracias a esta implantación la empresa se puede beneficiar del importante gasto en infraestructuras que prevén tanto Trump como Clinton.
Finanzas
La fuerte apuesta realizada por el BBVA
Al BBVA le toca muy de cerca todo lo que ocurre en EE UU. Primero por lo que tiene allí, nada menos que la mayor entidad de la región sureña conocida como el ‘Sunbelt’. El gran salto lo dio en 2007, con la adquisición del Compass, ubicado en Alabama, una compra de 7.400 millones que pagó, en parte, con la venta del 5% en Iberdrola.
Pero, además, se ve afectada por su presencia en México, donde es la primera entidad del país. El mercado azteca aporta a su margen bruto un 27%, exactamente lo mismo que España. Por eso le perjudica mucho la caída del peso, que se desploma cada vez que Trump se impone en las encuestas.
Por otro lado, BBVA está muy pendiente de cómo la victoria de uno u otro influye en la política de bajos tipos de interés, que tanto daño hace a su negocio. En ese punto hay interpretaciones de todo tipo. Trump, muy crítico con la actual presidenta de la Reserva Federal, quiere una subida del precio del dinero, pero también se especula con que la convulsión que causaría en los mercados su llegada al poder obligaría a retrasar la citada medida.
Otros
Hasta cápsulas para las botellas de vino
Según los datos de la Spri, hay 75 empresas vascas implantadas en Estados Unidos, demasiadas como para analizar una a una. Pero sí cabe resaltar algunas como el grupo de máquina herramienta Danobat, para la que el país de las barras y las estrellas es su primer mercado, con un peso en la facturación del 20%. Por eso tiene una planta en Houston.
La mítica marca guipuzcoana Bellota, ahora propiedad de un grupo canadiense, también es muy conocida por esos lares ya que tiene dos plantas allí. Abastece de herramientas a los agricultores yanquis, que en un 75% apoyan a Trump.
El grupo de ingeniería Sener desarrolla en Estados Unidos proyectos del sector aeroespacial y también de tecnología termosolar. Tiene oficinas en Los Ángeles y San Francisco.
Merecen asimismo una mención especial las alavesas Ramondin y Rivercap, dedicadas a las cápsulas para botellas de vino, un sector muy potente en el Valle de Napa. Más de uno va a descorchar un caldo si finalmente sale elegida Clinton y se descartan los peores temores.