euskalkultura.eus

Ana Vega Pérez de Arlucea. Entre Ispaster y California hay más de 9000 kilómetros y un océano de por medio, pero fueron cientos los vecinos que desde este pequeño pueblo vizcaíno hicieron el largo viaje hasta la parte oeste de EEUU en busca de fortuna. Mucho se ha hablado de los que allí se ganaron la vida como pastores, ganaderos o comerciantes, pero también hicieron las Américas multitud de mujeres que fueron a Nevada, Oregón, Idaho y la soleada costa californiana para reunirse con su familia, casarse o simplemente buscarse el pan. Eso es lo que hizo María Agustina Aboitiz Achaval, nacida en Ispaster en 1883 y que en 1908 se embarcó rumbo a Nueva York para emprender una nueva vida como cocinera en la pensión que un primo suyo tenía en Johnsville (California).

Eran muchos los familiares y conocidos que Agustina tenía ya en tierras estadounidenses: su hermano Francisco trabajaba por ejemplo como pastor en Reno (Nevada), y entre uno y otro estado se movían al menos una veintena de ispastertarras directamente emparentados con ellos. En Johnsville nuestra protagonista se enamoró de un amigo de su hermano, un navarro empleado en la construcción de ferrocarriles con quien se casó en San Francisco en 1910: Fermín Alustiza Echarte (1881-1957).

Dos años después la pareja se instaló en Stockton, una próspera localidad del norte de California donde tomaron en traspaso (asociados con otro paisano de Ispaster) el Hotel Central, una pensión con restaurante abierta originalmente por un vecino de Abadiano. Ya ven ustedes que aquello estaba lleno de vascos. La cuestión es que a Fermín y a Agustina las cosas les fueron muy bien y en junio de 1924 pudieron abrir otro hotel enteramente de su propiedad, el California (también conocido como Alustiza's).

El hermoso edificio de ladrillo de tres plantas que construyeron los Alustiza estuvo en pie en el centro de Stockton hasta 2006, y constituyó durante décadas todo un símbolo local. El California Hotel tenía 42 habitaciones y un amplio bar-restaurante en el que se servían comidas al estilo vasco, español e italiano, todas preparadas por las hábiles manos de Agustina. En 1958, tras la muerte de Fermín, su viuda e hijos (tres, entre los que destacó Frank Alustiza, un célebre jugador de fútbol americano) vendieron el negocio hotelero quedándose únicamente con el restaurante, que siguió abierto al menos hasta 1983. Agustina falleció en 1962 pero sus recetas fueron recogidas por su nuera Mary Alustiza en 1996, en un libro titulado 'The Basque Table' o 'La mesa vasca'.

El recetario recoge una breve introducción sobre el País Vasco, sus costumbres y cultura además de la historia de los Alustiza-Aboitiz, anécdotas del hotel y sus clientes o tradiciones de la comunidad vasca en California, como barbacoas públicas y otras cuchipandas comunales. Entre los platos abundan las sopas, caldos y cocidos, así como el arroz con pollo (especialidad de la casa), varios asados, pan de pastor –sheepherder's bread– y postres sencillos como arroz con leche o torrijas, que pasadas por el filtro yanqui se parecían ya más a la típica French toast estadounidense que a nuestras tradicionales tostadas de pan.