Maialen Mariscal / Donostia-San Sebastián. Habla Neil Parsan, secretario ejecutivo interino para el Desarrollo Integral de la Organización de Estados Americanos.
Donostia acoge la reunión del Grupo de Expertos en Competitividad Subnacional que desde hoy pondrá en contacto a empresas y administraciones vascas con responsables de estados americanos con el objetivo de analizar y estudiar colaboraciones en el ámbito de la competitividad. El modelo vasco será el centro de las reuniones organizadas por el Instituto Vasco de Competitividad Orkestra, en las que ha participado Neil Parsan, secretario ejecutivo para el Desarrollo Integral de la Organización de los Estados Americanos (OEA).
¿Por qué ha elegido el grupo de expertos el modelo de competitividad vasco?
-Uno de los objetivos de la OEA y de la Red Interamericana de Competitividad es extender el conocimiento de las buenas prácticas en competitividad entre sus miembros, pero no solo las que se aplican de manera interna en América, sino también en el exterior. En este sentido, consideramos que la experiencia de Euskadi merece la pena conocer y por eso hemos co-organizado este encuentro junto con Orkestra.
¿Cuáles son los aspectos que más se valoran?
-Me ha llamado mucho la atención el peso de las instituciones públicas en este modelo, que lo vehiculizan. Por otro lado, Orkestra es un instituto muy importante, porque actúa como centro de gravedad que coordina al sector público, al privado y al académico de una manera autónoma.
¿Saldrán de este encuentro acuerdos de colaboración entre la CAV y la OEA?
-Sí, porque el modelo vasco merece ser compartido. Me he reunido con el sector académico a través de Orkestra y la Universidad de Deusto, el sector público representado por el Gobierno Vasco y el privado en una reunión con el Grupo Mondragon, y he comprobado que todos tienen unas prácticas que enseñar. Por eso les he invitado a que las presenten en el Foro de Competitividad de las Américas que se celebrará en México en 2017. Además, dentro de dos semanas representantes del Grupo Mondragon se reunirán con nosotros en Whasington para llegar a un convenio en el terreno de la educación, ya que tanto la OEA como Mondragon Unibertsitatea disponen de un programa de becas. Educación será uno de los primeros resultados, pero esperamos llegar a muchos más acuerdos.
¿Qué nivel de desarrollo competitivo presentan los estados americanos?
-Estamos preocupados por el posicionamiento del hemisferio occidental respecto a la competitividad, que también ha constatado el Foro Económico Internacional. Nuestra misión es asistir a estos países para impulsar un crecimiento competitivo, en el sentido de construir un terreno de juego donde las reglas sean las mismas para todos en educación, en empleo, etc.
¿Qué factores tienen a su favor los estados americanos?
-Su tamaño de economía, la capacidad de innovación, un nivel justo de regulaciones y la involucración de los gobiernos para incentivar la competitividad.
¿Y sus debilidades?
-Algunos estados miembros no presentan el suficiente apoyo institucional ni la ayuda deseada para la internacionalización de las empresas. Además, hemos detectado incongruencias entre la disponibilidad laboral y lo que requieren las compañías.
¿Existe algún país modelo hacia el que mirar?
-Hay muchos casos de éxito. Desde el punto de vista institucional, citaría Chile, Costa Rica y Uruguay. Respecto a la innovación, Estados Unidos. Y también destacaría Canadá por la capacidad del Estado de salir adelante con pocos recursos.
¿La recesión económica de Brasil o, en el lado opuesto, el repunte de Chile afectan al proceso? ¿Cómo evolucionará?
-Es cierto que no se puede divorciar el ámbito político del económico, y el hemisferio occidental ha afrontado muchas dificultades, pero de ahí le viene una gran fortaleza. Soy optimista y creo que podemos impulsar la competitividad y alcanzar buenos niveles.
¿Qué sombras encuentra en ese proceso?
-Creo que una de las dificultades para implantar prácticas competitivas en un país es separar el desarrollo económico del social, cuando no se puede hablar de una cosa sin aludir a la otra. La meta de la OEA es contemplar la competitividad como una mejora de ambas facetas, y de ahí que nuestro lema sea “más derechos para más personas”.