Mario Minervino. Hace 116 años, en diciembre de 1908, se abrió la licitación para construir el llamado “Palacio de los Vascos”, monumental edificio a ubicarse en Brown y Villarino, el cual serviría de sede social de la agrupación Laurak Bat.
Entusiasmados por disponer de una sede propia acorde al crecimiento del centro vasco, sus dirigentes decidieron levantar un ambicioso edificio, el cual incluía amplias dependencias y dos canchas de pelota a paleta, deporte característico de ese pueblo.
La convocatoria para la construcción fue un éxito: participaron 18 empresas, entre ellos Pedro Cabré Salvat, Andrés Lista, José Rión, Antonio Gerardi, Gerardo Pagano y Félix Tanera.
La obra fue finalmente adjudicada a Pedro Cabré Salvat y en enero de 1909, los baskos (según se los nombraba en la época) realizaron la colocación de la piedra fundamental, con un concurrido acto al que concurrieron caminando en caravana desde la casa Elbar y Torres, en Brandsen y Soler.
“Hago votos por que este edificio sea el lazo de unión de todos los vascos”, se dijo en la ocasión.
La obra empezó a buen ritmo y en poco más de un año se anunció su inauguración con un par de partidos de paleta. Pero el final no fue el mejor. Las deudas contraídas durante la edificación y los avatares propios de la economía hicieron que la sociedad vasca no pudiese quedarse con el inmueble, que pasó manos de uno de los bancos acreedores.
Poco después, la sociedad vasca puso en marcha una nueva construcción en Lavalle y Lamadrid, la cual ocupa desde 1914.
El fallido palacio fue alquilado en 1921 por la Dirección de Escuelas de la Provincia y allí funcionó durante medio siglo la Escuela Normal Mixta, hasta 1971, cuando se mudó a nuevas dependencias en calle 11 de Abril al 400.
El 1973 el histórico edificio fue demolido por los nuevos propietarios. Un estacionamiento vehicular ocupa desde hace años el lugar.