Iban Gorriti. El Gobierno de Euzkadi en el exilio y el de Venezuela del presidente Eleazar López Contreras cerraron un acuerdo para que el país americano acogiera a exiliados vascos de la Guerra Civil. De esa alianza transatlántica, los refugiados que arribaron al país americano fueron 82 personas. Como relata a DEIA el cronista Pedro Javier Arriaga, atracaron en La Guaira –a 30 kilómetros de la capital– en el barco Cuba. “Se dedicaron, como todo emigrante, a buscar empleos estables y a organizar su vida, y del mismo modo a reunirse entre ellos y con otros que habían llegado antes por otras rutas sin el acuerdo entre los dos gobiernos”, estima.
Según informaciones históricas de Euzko Etxea de Caracas, con solo un año de asentamiento a sus espaldas, ya existía un grupo, formado por Blas de Garate, Triki Azpiritxaga, Jon Oñatibia y Ángel Aznar, que realiza gestiones para fundar un centro vasco en aquella diáspora. Esta cuadrilla, a principios de 1941, se constituyó en lo que llamaron Comisión Organizadora. Blas de Garate fue su primer presidente. Los estatutos primigenios se redactaron en la Santa Capilla, un bar. Según opinión de Martín de Ugalde, “cuando las reuniones se hicieron más nutridas, hubo que buscar un local mayor, y como los vascos hemos preparado siempre nuestras organizaciones cerca de una buena mesa, pasamos las reuniones al Txoko, un restaurant de Juan de Leniz”.
En abril de 1941, la Comisión Organizadora publicó en prensa la convocatoria de una Asamblea Constituyente. Se celebró el día 10 de mayo de 1941, en unos locales de las calles Palma a Miracielos número 47. La Asamblea estuvo presidida por los cuatro impulsores. Tras debatir el articulado del reglamento y dar cuenta de las gestiones realizadas hasta entonces, era elegida, por mayoría, la junta directiva formada por José María de Etxezarreta (presidente), José María de Barrenetxea (secretario), Ilari de Ariño (tesorero) y como vocales, Ricardo de Leizaola, Ricardo de Goya, Silvino de Mugarra y Salvador Urroz. A esta reunión asistieron 140 vascos. El día 15 se reunía por primera vez aquella organización, asistiendo también Blas de Garate y Ángel Aznar. Comenzaban las arduas gestiones para conseguir un local.
El 7 de octubre de 1941, la ‘Junta Directiva del Centro Vasco’ acordaba arrendar una casa en Cipreses a Velázquez número 9, con una renta mensual de 400 bolívares, fijando en ella su primera sede social. “Días más tarde, se reunía la asamblea general para que fuese la que refrendase la elección de sede, así como para buscar fórmulas para su financiación”, agrega Arriaga.
El día 14 de noviembre de 1941, la Junta acordaba conceder la Consejería del Centro a Tomás Duralde en las siguientes condiciones: “Habitación gratis y 20% de los beneficios líquidos del bar, siendo por cuenta del centro los reteles de limpieza, teléfono, agua, luz, etc. El expendio de tabaco, cigarrillos, etc. serán por cuenta del conserje”, detallan las informaciones de Euzko Etxea de la época.
En este proceso fundacional, de acuerdo con el artículo 3 de los estatutos del centro, se convocaba a las mujeres vascas para constituir la agrupación llamada Acción Femenina. El 12 de febrero de 1942, se constituía su Junta Provisional formada por Dolores de Rousse, Concha de Garate y Ane de Zalutregui. La primera presidente electa fue Agustina de Amunarriz. Asimismo, en enero de ese año, se convocó el primer campeonato de mus, organizado por Silvino de Mugarra.
Arriaga hace un pequeño inciso en su exposición porque “existió una polémica en torno a la fecha exacta en que se fundó el primer Centro Vasco de Venezuela”, matiza, y continúa con la cronología del asentamiento de la comunidad vasca refugiada en el país americano. Entre los meses de octubre y diciembre de 1941, el centro contaba con directiva, sede, empleados y primeras actividades. El 10 de marzo de 1942, la directiva acordó fijar finalmente el día 5 de abril como fecha de inauguración del mismo.
Para organizar los actos, constituyeron una comisión formada por Víctor de Elguezabal, Andoni de Arozena, José Luis Otxoa de Txintxetru, además de algunos miembros de la propia directiva. De ese modo, el día 27, Santiago de Beristain fue nombrado delegado del centro en el Estado de Carabobo.
Los organizadores de los actos de inauguración desecharon la idea de celebrar un gran banquete por no poder hacerse cargo de los gastos que este originaría, sustituyéndolo por un cóctel. Según Ugalde, “era tan precaria la situación de los vascos en 1942 que además de tener que pintar la casa los socios y los mismos miembros de la directiva, se vieron en la necesidad de reunir entre ellos unos bolívares para adquirir las banquetas usadas que tuvieron como primer mobiliario (...), después tuvieron que obtener prestados algunos pocos enseres de la Mueblería Lombao”.
“Resultó especialmente significativa la lista de invitados”, valora Arriaga, editor de Jazoera. “Destacó –continúa– la presencia de criollos de origen vasco (Simón Gonzalo Salas, Aguerrevere, Aranguren, Arraiz, Anzola, Iturbe), así como de representantes diplomáticos de las potencias aliadas (Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia Libre), además de numerosas personalidades venezolanas, encabezadas por el presidente de la República, general Medina Angarita”.
El día 22 de mayo de 1942 se celebró una Asamblea General del Centro Vasco. En la misma, se eligió una nueva Junta Directiva formada por Aurelio de Artetxe (presidente), Santos de Gárate (tesorero), y vocales, José Luis Martínez Bilbao y Andoni de Arozena, manteniéndose el resto de los cargos. Se estudiaron asimismo dos importantes propuestas. Por un lado, editar una revista y, por otro, el de crear la Liga de Amigos de los Vascos.
El día 28, se constituyeron las comisiones de trabajo del Centro: Liga Vasco Venezolana con Artetxe a la cabeza, Asistencia Social (Goia), Enseñanza (Arozena), Interior (Mugarra), Tesorería (Santos Garate) y Propaganda y Cultura. Días más tarde, se abrió la inscripción para iniciar las clases de euskera.
Apenas dos meses después de la inauguración de los locales del centro, la junta comenzó a buscar una nueva sede. “El 25 de junio, acordaron alquilar unos locales en Truco a Balconcito”, evoca Arriga. Asimismo, se convocó a los contratistas socios del centro para construir un frontón en la nueva sede. A principios del mes de julio, se inició el traslado.
El 7 de julio de 1942, la organización presentó ante la Dirección Nacional de Seguridad y Extranjeros los estatutos y lista de socios del Centro Vasco. Finalmente, el 30 de julio el Ministerio de Asuntos Interiores autorizó el funcionamiento de la asociación. El 6 de agosto, acusaban oficialmente recibo de la autorización. “De esta forma, el Centro Vasco de Caracas adquiría plena personalidad jurídica”, concluye Arriaga.