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El Árbol de Gernika, segundo foco de atracción, tras el Guggenheim, entre los visitantes extranjeros (en Deia)

09/12/2015

Ya lo dijo el empedernido viajero y humanista visionario Aldous Huxley: viajar es descubrir que todos están equivocados sobre los otros países. Nada como pisar suelo extranjero para empacar las escasas pinceladas de información atesoradas hasta el momento sobre territorios que pueden ofrecer paisajes inusuales, gastronomías exóticas y visitas culturales inesperadas. La sed de curiosidad de todo turista que se precie, sin embargo, exigirá ir más allá si lo que pretende es entender al foráneo, para solicitar datos acerca de la historia del lugar. Y en ese punto, si se refiere a Bizkaia, la Casa de Juntas de Gernika ofrece, quizás, algo que no está al alcance del Museo Guggenheim, encumbrado como mayor centro de interés turístico del territorio. 

Enlace: Deia

Ana Araluzea. Las sorprendentes cifras logradas este verano por el Parlamento de Bizkaia revelan que se trata del segundo foco de interés cultural dentro del territorio, y no solo para los visitantes estatales. Por primera vez, el hogar del Árbol de Gernika superó el pasado mes de agosto los 5.000 visitantes extranjeros -solo se realiza el registro de visitantes durante los meses verano-, para llegar al récord de 29.130 personas. El flujo de visitantes, no obstante, continúa durante el resto del año, dando como resultado un otoño que ha comenzado con “muchas visitas guiadas”, expone Ainoa Erauskin, historiadora de la Casa de Juntas. Basta con plantarse una mañana in situ para contabilizar hasta tres grupos extranjeros: uno de franceses, otro de japoneses y otro más de estadounidenses.

Acompañamos a estos últimos en su periplo por los cientos de años de historia que alberga la sede del máximo órgano institucional de Bizkaia para descubrir cómo desmontan algunos de sus prejuicios. “Mi impresión sobre el turista estadounidense es que llega ubicando Bilbao en el mapa por el Guggenheim y con una ligera idea sobre quiénes son los vascos, para marcharse tras haberse llevado una grata sorpresa con los paisajes, la comida y la cultura, algo que consideran aún más importante”, relata Sergio Iriarte, guía que acompaña a estos 23 turistas jubilados procedentes, en su mayoría, de la Costa Este. Tras comenzar el día en San Juan de Gaztelugatxe, el grupo llega a media mañana a la Casa de Juntas, donde realiza un máster en vascología, antes de reponer fuerzas en las Bodegas Berroja de Muxika.

LOS VASCOS. Un pequeño vídeo introductorio pone en contexto a los visitantes llegados de estados como Virginia, Wisconsin, Florida, Illinois o Tennessee. “Un árbol y dos lobos, en representación de don Diego López de Haro, señor de Vizcaya, son los símbolos del escudo”, explica Sergio en inglés señalando el distintivo mientras los turistas bordean el edificio neoclásico, obra del arquitecto Antonio Echevarría. Una vez dentro de la solemne Sala de Juntas, el guía continúa dando explicaciones a través de un pinganillo mientras los visitantes escuchan con gran atención por los auriculares. “El régimen foral del que goza actualmente Bizkaia es el resultado de unos derechos históricos que vienen de la Edad Media”, indica Sergio, bajo la galería de retratos de los Señores de Bizkaia realizado por Sebastián de Galbarriartu y los hermanos Bustrín en el siglo XVII.

El bombardeo de preguntas empieza poco después de que los estadounidenses tengan conocimiento de los fueros, algo que curiosamente llama la atención sobremanera a los habitantes de un país federal: ¿Cuáles son las competencias que tiene Bizkaia? ¿Qué tasas debe pagar al Gobierno español? ¿Alguna vez ha tenido su propia armada? Mano a mano, Ainhoa y Sergio aplacan la curiosidad voraz de los turistas del país norteamericano que miran alrededor, admirados por los siglos de historia que les rodean. Vuelven a sorprenderse al descubrir que los 51 junteros vizcainos se siguen reuniendo bajo el techo abovedado para debatir acerca de las competencias que incumben al territorio. “¿Se sientan donde quieren?”, pregunta una de la visitantes. “No, esto es como una escuela, discuten en grupos”, indica el guía con un toque de humor que provoca las risas de los presentes.

“¿Pero cuál se considera que es la población vasca?”, quiere saber uno de los visitantes, algo que Sergio promete explicar más adelante por tratarse de una cuestión que puede generar cierta controversia. Poco después la comitiva sale al exterior para observar de cerca el Árbol de Gernika, “símbolo de todos los vascos donde se juraba el respeto a las libertades de los vizcainos”. Como mejor asimilan los turistas la importancia representativa del roble, cuya estirpe continúa a través del último ejemplar plantado el pasado marzo, es cuando tienen conocimiento -en el caso de los que llegan con los deberes sin hacer- del bombardeo que tuvo lugar en Gernika en 1937. Conocedores de muchos datos referentes a la II Guerra Mundial, los viajeros se asombran cuando descubren, a través de una explicación en la que también se menciona Durango, que el de la villa vizcaina fue “uno de los primeros bombardeos contra una población civil perpetrado por la Legión Condor alemana”. A su gesto de solemnidad le sigue un ademán de asentimiento, ya que los amantes del arte relacionan el acontecimiento histórico con el popular Guernica de Picasso.

Antes de llegar a la Sala de las Vidrieras, queda pendiente una aclaración que se efectúa frente a un panel con varios mapas e infografías. “Esto es como una manzana que puede ser vista desde diferentes prismas”, indica el guía señalando algunas fotografías. Ahí comienzan las aclaraciones de las que se desprenden frases como “Euskal Herria es el país de los vascos” o “euskalduna es el poseedor del euskera”. La realidad, sin embargo, obliga a revelar a los visitantes que los vascos “están divididos en diferentes administraciones”, entre el Estado español y Francia. “¿Y hay alguna intención de unificación?”, se escucha entre el grupo. “Es una pregunta complicada, la situación en Iparralde, donde el euskera ni siquiera es una lengua oficial, es muy diferente a la de Hegoalde”, comienza a revelar Sergio quien, en cualquier caso, sin intención de hacer ninguna valoración, expone cuál es la situación del actual estatus político del País Vasco.

DERRIBAR RECELOS. Tras la visita, una de las turistas se permite la licencia de señalar lo siguiente: “Asegúrate de que en el artículo figura nuestra creencia de que esto es un modelo a seguir”, dice en referencia al inmemorial sistema parlamentario de Bizkaia. Los visitantes se muestran impresionados con lo escuchado durante la visita, en la que han tumbado cualquier recelo sobre los vascos, derivado de las noticias escuchadas durante años sobre el terrorismo, y han tenido la oportunidad de conocer de cerca una historia que ignoraban pero que consideran muy atractiva.

De la misma forma que estos visitantes, todos los que se acercan a la Casa de Juntas escuchan la misma crónica para llevarse a casa el recuerdo y conocimiento de un pueblo del que derriban creencias, en algunos casos falsas, para entender mejor su historia presente. Los grandes países europeos suelen ser los principales emisores de turistas a la Casa de Juntas. Este verano, de hecho, los extranjeros han supuesto el 17% de los visitantes que se han recibido. La mayoría provienen de la vecina Francia y por detrás se sitúan italianos, alemanes e ingleses, por ese orden.



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