Igual que hoy, hace 83 años, los refugiados que huían de la guerra tenían que atravesar medio mundo en busca de un futuro mejor.
En 1937, tras la caída de Bilbao miles de vascos partieron rumbo al refugio que les deparaba Iparralde y Francia, esperando un retorno más o menos rápido a Euskadi peninsular. Pero el estallido de la guerra europea y la fulminante ocupación alemana del país vecino les quebrantó la esperanza. Muchos de ellos huyeron de Iparralde, Burdeos, París, etc. hacía Marsella, donde querían embarcar al que -se decía- era el último mercante que saldría hacia América: la libertad.
El barco partió del puerto de Marsella el 15 de enero de 1941. A bordo, vascos, españoles y judíos que huían del nazismo alemán. Entre los pasajeros, Constantino Salinas, presidente de la Diputación de Navarra y sus hijas gemelas Julia y Josefina; Niceto Alcalá Zamora, primer presidente de la II República Española, con su hija Pura; la familia Aretxabaleta Txintxurreta (él llegaría a ser en Caracas delegado del Gobierno Vasco); José Olivares, “Tellagorri” y su esposa; el matrimonio Monzón (él consejero de Gobernación del Gobierno vasco); la familia Basterretxea (él diputado por el PNV en Madrid, y padre del escultor Néstor); la familia Madariaga (ella hermana del primer Lehendakari, José Antonio Agirre) y el matrimonio Ametzaga Iribarren, y muchos más.
El buque tuvo un largo y dramático viaje sorteando los peligros propios de la guerra y por motivos burocráticos permaneció retenido durante meses en el puerto de Dakar (Senegal). Los pasajeros fueron llevados a dos campos de concentración, Sidi-el-Ayashy y Kasha Tadla, al pie de las montañas Atlas.
Finalmente, 453 días más tarde, los pasajeros del “Alsina” llegaron a América tras ser transbordados al vapor “Quanza”, de bandera portuguesa, recalando en Veracruz y La Habana, a finales de 1941. En el vapor “Río de la Plata” partieron los pasajeros del “Alsina” que tenían como destinos Venezuela y Argentina, adónde arribaron en abril de 1942.
En el reportaje de Arantzazu Amezaga que adjuntamos (Deia, 4-1-2014), de la sección Historias de los vascos, se narra la historia de estos hombres y mujeres llenos de dignidad y de fuerza, que resistieron y supieron transmitirnos el valor de la esperanza y el horror del enfrentamiento bélico.
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