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«Este día es mucho más que una fiesta, es la sangre que tira...»

Ibane Azpiritxaga
Venezuela

Elisa López. Con sólo 27 años, Ibane Azpiritxaga es el presidente de la euskal etxea de Caracas, la más grande de Venezuela y «también del mundo entero». Allí llegaron sus abuelos en 1939, tras una odisea a bordo «de un 'vaporsito' de tan sólo 50 caballos» en plena postguerra. Fue gracias a un acuerdo entre los gobiernos vasco y venezolano de entonces que posibilitó que vascos con alguna profesión u oficio iniciaran una nueva vida en Venezuela para reconstruir este país tras salir de una dura dictadura. «Mi aitona, que venía de Pasai San Pedro tenía una imprenta, y mi aitite y mi amama, procedentes de Getxo y de Durango, eran electricista y ama de casa. Se conocieron aquí, y junto a otros dos exiliados como ellos, fundaron el primer centro vasco de Caracas. Al principio se reunían en un pequeño bar, pero aquello fue creciendo y creciendo», relata. Hasta que un poco más tarde, en el año 1942, se construyó la Eusko Etxea, donde Ibane y sus hermanos se criaron, literalmente, y aprendieron dantza, euskera y a jugar a la pelota. Por eso, el Aberri Eguna es una tradición muy arraigada en la vida de este joven contable. «Siempre hemos celebrado esta fiesta con todos nuestros mayores, pero también con los jóvenes, mis amigos, mis colegas... Aunque, por desgracia, estos últimos años muchos de ellos han fallado ya que han tenido que emigrar por la grave situación que vive nuestro país: no hay trabajo, a veces parece que no hay ni futuro. Pero hace dos años, en plena pandemia ocurrió algo sorprendente. Festejamos el Aberri Eguna de manera virtual y fue algo multitudinario, nos conectamos con venezolanos de todos los lugares del mundo. Fue increíble. Y pude comprobar que esto no es sólo una fiesta, es un sentimiento... Entendí que es mucho más, que es la sangre que tira...», confiesa. Y sabe que «el amor por lo vasco aquí nunca se perderá». Por eso, Ibane se siente tan vasco como venezolano, y se explica; «es como estar en la mitad del océano» o como «comer una purrusalda de allá o una empanada frita de acá...», ríe.

«Somos como ese viento sur que vuela hacia Euskal Herria»

Maite Bengoa
Uruguay

Maite Bengoa se define a sí misma como mujer «multiusos», es decir, que vale para todo y, sobre todo, no conoce la palabra 'pereza'. Enfermera jubilada, profesora de danza uruguaya, con estudios de Antropología -materia que le apasiona-, imparte charlas a través de internet en la UPV, universidad con la que además está haciendo un curso sobre la diáspora, y por si todo esto fuera poco, es la presidenta de una de las euskal etxeak de Montevideo, «la más joven de las tres que tenemos, y eso que ahora ya cumplimos 40 años de vida». Un centro al que bautizaron con el nombre de Haize Hegoa, «un término poético que significa 'viento sur'. Nos pusimos románticos, como la maravillosa canción de Mikel Laboa... nosotros somos ese viento del sur que vuela hacia Euskal Herria». A esta soltera de 66 años le gusta dejar claro que su euskal etxea es atípica, muy distinta a todas las demás, y lo explica: «Aquí somos muchos trabajadores y muy pocos caciques. Yo soy la presidenta, sí, pero también la que cocina, la que pone los cafés, la que va arreglando todo lo que se rompe... En definitiva, que somos muchos indios, y eso a los jóvenes, a los que además cuidamos muchísimo, les gusta». Maite es hija de un vizcaíno de Mungia y de una guipuzcoana de Larraul, por eso siente profundamente su ADN vasco, sus raíces, y de la misma manera que sus compañeros de estas páginas, desde niña pisó las euskal etxeak. Ahora, ella celebra el Aberri Eguna tal y como se lo enseñó su madre: «Con un gran almuerzo en el que cada uno puede traer la comida que quiera, siempre que sean platos vascos, claro». También, cuando pueden, hacen una excursión a algún monte de su país -«sobre todo en la parte del centro que es algo más montañosa»-, como lo hacía su familia hace muchos años en Euskadi subiendo al Ernio con la cuadrilla, «aunque -insiste- aquí no hay mucha 'rugosidad' que digamos... Pero eso sí, lo celebramos el mismo día que lo hacen allá ustedes».

«A mis nietas les he metido todo el amor por la cultura vasca»

Rossana Arza
Chile

Ya tenemos preparado el Aberri Eguna; una misa que se celebrará en gran parte en euskera, con un coro de treinta integrantes; un almuerzo, y para acabar bailes de nuestro grupo de dantza 'Euskadiko Lagunak'», explica Rossana Arza, maestra jubilada de 70 años, madre de tres hijas y amona de siete nietos, y fundadora y presidenta de la Colectividad Vasca de Santiago de Chile, una euskal etxea con muchísima actividad. «En la semana vasca que celebramos anualmente nos volcamos en temas relacionados con Euskal Herria. Este año, por ejemplo, daremos a conocer a personajes vascos destacados, como Elcano, Unamuno, Chillida, pintores importantes, deportistas... y pintaremos en lienzo o en papel sus lugares de origen». En años anteriores estudiaron los caseríos y la función que cumplen, deportes típicos como la pelota, el levantamiento de piedra, «o el bombardeo de Gernika, que resultó emocionante», cuenta con entusiasmo esta chilena de abuelo vizcaíno, porque el objetivo de todo esto, dice, es mantener vivo el amor por Euskadi, por sus costumbres y tradiciones, aunque tampoco faltan cosas «más mundanas» como los concursos de pintxos. Explica Rossana algo curioso y es que la casa vasca de Santiago no tiene sede propia. Está ubicada en el Estadio Español, «un lugar en el que se congregan las colectividades procedentes de allá. Además de la vasca integrada por 80 familias, están la asturiana, la riojana, la gallega, la andaluza... y cuenta con más de 7.000 familias socias», comenta esta chilena dinámica y decidida. Este año quiere cruzar el charco para traer a Euskadi a una de sus nietas -a las que también ha inculcado el amor por sus orígenes-, al Congreso Mundial de Colectividades Vascas de Bizkaia porque «baila dantza y tiene bien metida la cultura de mi padre». Igual que ella, que hace 14 años 'fundó' un curso de euskera, aunque le resulta difícil, le da «temor» hablarlo. Y hace un guiño a San Sebastián: «Fui hace cuatro años, y vi un lugar lindo, un paraíso... maravilloso».

«Tengo ocho apellidos vascos; mi nombre hace honor a la película»

Iñaki Ederra
Argentina

Confiesa que su nombre hace honor a la película 'Ocho apellidos vascos'. Y, de hecho, los va señalando uno por uno: Ederra, Araña, Ederra, Barace, Legarralde, Usoz, Reparaz y Anaut... y alguno más que ya ni los cuenta. Iñaki Ederra es actualmente el 'lehendakari' de la Unión Vasca de Socorros Mutuos, es decir, de la euskal etxea de Bahía Blanca, la segunda más antigua de Argentina -después de la bonaerense Laurak Bat-, que fue fundada en el año 1899. Unas décadas más tarde, hacia 1930, sus aitonas, procedentes de las localidades de Isaba y Otxagabia, dejaron Navarra por Argentina en busca de un futuro mejor. Allí se conocieron sus aitonas, formaron una familia y nunca dejaron de lado sus orígenes vascos. Al contrario, conservaron una cultura, un idioma y unas costumbres que inculcaron a sus hijos y éstos a sus nietos. «El común denominador de las euskal etxeak es que mamamos desde chiquitos todo lo que tiene que ver con Euskadi», confiesa. Y es verdad. Él, como sus hermanos, ha participado en la Unión Vasca como socio, como dantzari, como pelotari y ha formado también parte de un otxote, «hasta que hoy en día me ha tocado ser el presidente, o sea, el lehendakari», afirma con una mezcla de ilusión y de orgullo.

Este ingeniero agrónomo de 55 años, que trabaja de comercial, y aita de Paulina, se siente tan argentino como vasco. Este año, explica, celebrarán por todo lo alto el Aberri Eguna con un almuerzo que reunirá a los 500 socios y amigos. Pero no solo conmemoran esta efeméride, «emulamos todas las fiestas del calendario vasco». Prácticamente a diario, Iñaki pasa un rato en la euskal etxea donde se organizan todo tipo de tareas con el fin de divulgar la cultura vasca.