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José Díez Jaurrieta, un donostiarra en la liberación de París

17/07/2024

José Díez Jaurrieta hacia 1936, poco antes de incorporarse al cuartel de Loiola para hacer el servicio militar (cortesía de Pili Díez).
José Díez Jaurrieta hacia 1936, poco antes de incorporarse al cuartel de Loiola para hacer el servicio militar (cortesía de Pili Díez).

A comienzos de agosto de 1944 el mal estado de la mar obstaculizó durante unos días el desembarco de la 2ª División Blindada del general Phillip Leclerc en Normandía. En todas las unidades de esta división de las Fuerzas Francesas Libres (FFL) adscrita al Tercer Ejército de George S. Patton había numerosos exiliados republicanos que se habían incorporado en el norte de África, pero destacaba en porcentaje sobre todas ellas la 9ª Compañía del Regimiento de Marcha del Tchad (RMT), más conocida como la Nueve. Apenas habían puesto el pie en Francia y ya habían surgido graves discrepancias entre su jefe, el capitán Raymond Dronne, y el teniente Antonio Van Baumberghem “Bamba”, un catalán criado en Talavera que había sido jefe de Estado Mayor de una brigada de carabineros durante la Guerra Civil Española (GCE).

A MEDIODÍA DEL DÍA 13 de agosto de 1944, tras ocupar la localidad de Ecouché, aquellos hombres cuyo destino era entrar los primeros en París avanzaban a lomos de sus semiorugas half track (HT) en dirección a Serans. Debido a la presencia constante de la aviación aliada apoyando a las fuerzas de vanguardia, y para evitar errores fatales, se dio instrucciones por radio para que se señalizasen los vehículos con paneles a fin de ser reconocidos desde el aire, pero uno de los HT, comandado por el sargento José Díez, mostraba uno de distinto color. Ello fue la causa de que el oficial de transmisiones de la compañía, el alférez Gaston Cascail “Bacave”, le chillase desaforadamente, provocando la rápida intervención de “Bamba”:


Vista del Liceo francés de Donostia hacia 1913-1914. El dominio de la lengua gala tras su paso por las aulas de esta escuela supuso una enorme ventaja para el donostiarra cuando se incorporó a los rangos franceses en el norte de África (Gipuzkoa.net)

"Le llamé la atención diciéndole que, en lugar de gritar como un loco, lo que debía hacer era llamar al jefe de sección para que dicho sargento —uno de los mejores de la 9ª Compañía, por cierto, que moriría en combate semanas más tarde- recibiese la orden de su superior inmediato. Entonces llega el capitán Dronne, también visiblemente nervioso, y pide explicaciones. Se las da el lugarteniente (aspirant o alférez) y en el acto se enfrenta conmigo, en forma airada. Yo, caliente pero sereno, le respondo como se merece, sin respeto alguno por la graduación. Sale a relucir todo y yo, para atajar aquel desagradable suceso, le digo que si no está en condiciones de seguir mandando la compañía, a causa de su nerviosismo, yo lo haré en su lugar mientras se repone. Dronne, que estaba rojo de ira, saca su blog de notas y me grita que me va a empapelar, a formar expediente vamos". (1)


Retrato del matrimonio formado por Benigno Díez y Celedonia Jaurrieta hacia mediados de los años 50 del pasado siglo (cortesía de Pili Díez).

¿Quién era este sargento en cuya defensa salió sin dudarlo el teniente Van Baumberghem, por el que llegó hasta el límite de enfrentarse al jefe de la compañía, arriesgándose incluso a un consejo de guerra en pleno frente, para ser finalmente castigado con el traslado a otra compañía? (2). A averiguarlo dedicaremos las siguientes líneas.


Los comparseros de “La zambra” donostiarra disfrazados de pierrot en el carnaval de 1935. A la izquierda de la imagen, de pie, José Díez, debajo su padre y a la derecha de la bandera su hermano Alfonso. Ese año la ciudad se esforzó por potenciar el carnaval, que había llegado a ser recluido a fiestas de carácter privado en 1924, regresando con su colorido al espacio público que había ocupado desde mediados del siglo XIX. Triunfaban los disfraces de pierrot y arlequín que se alquilaban en el nº 2 de la calle Usandizaga y de esta guisa “La zambra” quedó segunda en el desfile de comparsas (cortesía de Pili Díez).

JOSÉ DÍEZ JAURRIETA vino al mundo en Donostia/San Sebastián el 27 de mayo de 1916 y era hijo de Benigno y Celedonia. Su padre, que había nacido en Mahón en el seno de una familia de militares , solía decir que estaba solo en esta vida —ya que su progenitora había fallecido en el parto—, mientras que su madre era natural de la localidad navarra de Obanos. El matrimonio vivía cerca de la iglesia del Buen Pastor con sus cinco hijos: Carmen, José, Alfonso, Luis y Fernando. José estudió en el Liceo francés junto a su hermano Alfonso y, al igual que este, terminó sus estudios de contabilidad. El joven era alto y bien parecido, fiestero y “jatorra” como su padre, a quien no dudaba en acompañar cada vez que se juntaba con su comparsa (3). Esta capacidad para el disfraz —y el desparpajo para llevarlo— del padre de los Díez Jaurrieta se revelaría decisiva al comienzo de la GCE, como veremos.


Otra imagen del ambiente de comparsas de antes de la GCE del que tanto disfrutó José Díez (a la izquierda de la imagen, de pie) acompañando a su padre (sentado, segundo por la derecha). Al igual que este, el joven se apañaba con la guitarra, aunque fuese para tocar cuatro acordes. También pueden verse instrumentos tan populares como bandurrias, laudes y panderetas (cortesía de Pili Díez).

Cuando estalló la sublevación militar del 18 de julio de 1936 José Díez se encontraba destinado en el batallón de Zapadores-Minadores nº 6 acuartelado en Loiola (4), donde solían hacer el servicio militar numerosos donostiarras. Esta guarnición, compuesta por zapadores y artilleros a los que se sumarían unos pocos guardias civiles y carabineros, se declaró en rebeldía y pasó a la ofensiva en la madrugada del 22 de julio, dirigiéndose a la ciudad para ocupar la comandancia militar, el Hotel María Cristina y el casino, donde se hicieron fuertes. Esto desencadenaría una encarnizada batalla en la que finalmente fracasaron todos los intentos de los sublevados para revertir la situación a su favor, pero en la mañana del 23 solo se sostenían en el María Cristina (5).

Fue precisamente aquí donde estaba el joven soldado Díez, forzado contra su voluntad a enfrentarse a las milicias populares y en grave riesgo de perder la vida, algo que no estaba dispuesto a consentir su padre, que se disfrazó de médico y se hizo acompañar de otros dos amigos para sacarle del hotel en una camilla. Poco después de aquellos hechos, según recuerdan en la familia, Benigno metió a su hijo José en una embarcación y le envió a Francia por sus ideas izquierdistas (6). Camisero de profesión, había demostrado ser un hombre de recursos en la defensa de los suyos que también se opondría a que su hijo Alfonso marchase con su hermano, a quien admiraba.


Los hermanos José y Alfonso en el paseo del Árbol de Gernika hacia la primavera de 1936. Detrás de ellos puede verse el puente de María Cristina y al fondo, siguiendo la orilla del Urumea, se vislumbra el hotel del mismo nombre. Poco imaginaba José que pronto pasaría por aquí con los militares para enfrentarse a las milicias en el que sería el último reducto rebelde. Tras la pérdida de Ametzagaña, ya solo les quedaba recluirse en los cuarteles de Loiola, donde se rindieron el 28 de julio de 1936 (cortesía de Pili Díez).

Exilio en Argelia y alistamiento en los Cuerpos Francos de África

Tras pasar a Francia desde Donostia, José Díez regresó a la zona republicana y después de la GCE se exilió en el norte de Argelia, pero su pista se pierde entre 1936 y 1939, sin que hayamos encontrado registro de su presencia en el Ejército Popular ni en ninguna otra parte, a pesar de nuestros esfuerzos en decenas de búsquedas. En la familia ha quedado la idea de que hubiera podido llegar a ser alguien importante si la República hubiese ganado la guerra, pero no saben nada más, a pesar de toda la ayuda que nos ha prestado su sobrina Pili Díez, para quien siempre ha sido el “tío Pepe”.

La pérdida y dispersión de los archivos se une aquí a lo común de su nombre y primer apellido, que puede incluso confundirse con Díaz con mucha facilidad (7). También hemos investigado en los archivos militares franceses, empezando por pedir sus expedientes al Centre des archives du personnel militaire de Pau, donde se nos dijo que no había nada a su nombre, y al Servicio Histórico de la Defensa de Vincennes, lo que ha supuesto a nuestro compañero Jon Ander Prieto varias llamadas y correos durante varios meses, sin fruto, en el momento de publicarse este artículo. Nuestro más sincero agradecimiento tanto a él como a Pili. Gracias a ella, este artículo se sirve de los materiales de la historia familiar para ahondar en detalles que han pasado desapercibidos para la historiografía y hacer un retrato de un miembro de la Nueve muy desconocido, siguiendo la tónica de trabajos como el dedicado recientemente a Miguel Campos Delgado, quien precisamente fue su jefe de sección (8).

Por ello, no es nuestra intención hacer un nuevo resumen del historial de la unidad militar más emblemática y mitificada de todo el exilio republicano en la Segunda Guerra Mundial (SGM), sino en lo referente a las circunstancias de nuestro protagonista. En este sentido es muy de agradecer la colaboración del historiador Diego Gaspar Celaya, verdadero especialista de la Nueve y de las FFL, quien finalmente ha puesto a nuestra disposición los expedientes de José Díez de los archivos de Vincennes y de Pau y nos ha orientado sobre los movimientos de los llamados “cosacos” entre las diferentes secciones de la compañía. En ellos aparecen interesantes notas de “Bamba” y de Dronne que reflejan, entre otras muchas cosas, que había sido oficial del Ejército de la República durante la GCE (9).


José Díez y Carmen García disfrutando de un apacible día de playa en Beni-Saf hacia 1940-1943. El ambiente de aquella localidad costera que tan bien había acogido a los exiliados republicanos y la relación con Carmen, que terminaría en boda, tuvo que influir mucho en su estado de ánimo (cortesía de Pili Díez).

También queremos aprovechar estas líneas para dar las gracias por su inestimable ayuda a Eliane Ortega Bernabeu, la mayor especialista del exilio español en Argelia y vinculada a la Nueve a través de su amistad con Evelyn Mesquida (10) y la colaboración en trabajos como el ya citado de Campos, quien puso amablemente a nuestra disposición su base de datos y su agenda de contactos, no sin antes dejar constancia de la extrañeza que le produjo el que no hayan llamado más vascos a su puerta, habiendo tantos entre los exiliados en las tierras de Orán, incluyendo a la población de Beni-Saf, donde recaló nuestro donostiarra. Su búsqueda llegó incluso hasta Lydia Gonzalez-Bozon, de la Association des Beni-Safiens (ABS), lo que nos permitió conocer algunos detalles de la familia García, que le acogió como uno más entre los suyos. Pero no pudimos averiguar si pasó por algún campo o se integró sin más en la vida social de aquella modesta localidad costera que basaba su economía en la minería del hierro, ya que apenas hay más registro de su estancia en Beni-Saf que algunas fotografías que nos han llegado a través de su familia. Tampoco sabemos cómo llegó hasta allí, si embarcó en febrero-marzo de 1939 con los miles de refugiados que partieron de los puertos de Alicante, Valencia, Cartagena y Almería o lo hizo de cualquier otro modo, incluyendo la posibilidad de hacer ese viaje hacia Argelia desde los puertos del sur de Francia (11).


Foto de grupo en Beni-Saf hacia 1940-1943. De izquierda a derecha, José Díez, los hermanos Carmen, Jesús y Maruja García y el novio de esta, José Pastor (cortesía de Pili Díez).

Desde Beni-Saf, José Díez mandó a su familia varias fotografías tomadas entre 1940 y 1944, donde se le ve feliz, bien vestido y alimentado, además de excelentemente acompañado. Imágenes que nos hablan de una persona con encanto capaz de desenvolverse en cualquier parte. Gracias a ellas y a algunas notas que puso detrás, además de la consulta a su expediente personal (12), sabemos que se casó con una chica de origen español llamada Carmen García, cuyos padres y hermanos vivían en aquella localidad desde antes de la GCE, siendo conocidos como “los retratistas” según el testimonio de Lydia Gonzalez-Bozon.

La pareja estableció su domicilio en el nº 50 de la Rue Republique, en la casa familiar, pero apenas pudieron disfrutar de unos días como recién casados antes de partir a la guerra. Al alistarse en los rangos franceses declaró haber trabajado como empleado de comercio, posiblemente en el negocio de los García. Y es que la vida en Beni-Saf, donde había un alcalde izquierdista desde finales de la década de los 20, era muy favorable para los exiliados republicanos, incluso para los que recalaron en aquel centro de internamiento, quienes recibieron un trato digno. De hecho, cuando llegaba el fin de semana la mayoría eran acogidos en “casas diversas” (13).

En otras partes de Argelia no tendrían tanta suerte, ya que, como dice Eliane Ortega, el “sistema de represión carcelero” impuesto por Francia a los refugiados políticos en la colonia norteafricana llegó a su cenit en infames campos como Morand o Hadjerat M´Guil, donde muchos estuvieron “destinados a la desesperación, a la enfermedad y a la muerte” (14).


Las dos hermanas con sus respectivas parejas en Beni-Saf hacia marzo de 1944, posiblemente en el último permiso de José antes de partir hacia Inglaterra. La cara de cansancio de Carmen y la posibilidad de una incipiente barriguita, además de algún testimonio procedente de la familia que apunta al nacimiento de una hija, nos ha llevado a pensar en que podría encontrarse embarazada. Sin embargo, el testimonio de Lydia Gonzalez-Bozon, que visitaría a las dos hermanas en Córcega después de la guerra, nos indica que Carmen no tenía hijos (cortesía de Pili Díez).

Todo ello comenzó a cambiar cuando en las primeras horas del 8 de noviembre de 1942 desembarcaron los anglo-estadounidenses en el norte de África, lo que decantaría este teatro de operaciones de parte de los aliados en unos meses. Pero aún había que combatir duramente y los franceses aportaron una nueva unidad que estaba llamada a aglutinar a todos aquellos que se negaban a luchar con el llamado Ejército de África —que no era sino el conjunto de tropas colaboracionistas de Vichy—, pasando a formar parte de los Cuerpos Francos de África (CFA), que nutriría sus filas de disidentes políticos, judíos, presos y, por supuesto, republicanos exiliados. Entre ellos estuvo José Díez, que dejó atrás a su novia y la comodidad de su vida en Beni-Saf para dar un paso al frente en la defensa de sus ideales alistándose a los CFA en Orán el 2 de diciembre de 1942 (15).

Había llegado el momento de cobrarse la revancha derrotando al nazismo. Un sentimiento que era compartido por sus futuros camaradas de la Nueve. El donostiarra estuvo entre los que se incorporaron desde el principio, pasando a formar parte de la 9ª Compañía del 3º Batallón, una unidad que estaba formada por refugiados españoles bajo el mando del internacionalista alsaciano Joseph Putz—jefe de división en el Ejército Vasco y ayudante de la 35ª División en Teruel—, viendo acción en Túnez con el 1er Ejército británico a partir de marzo de 1943. Su jefe de compañía era el exalmirante de la flota republicana Miguel Buiza. Los hombres de Putz se mantendrían en posiciones defensivas en Djebel Abiod, donde resistieron varios contrataques alemanes hasta mediados de abril, cuando participaron en la ofensiva final agregados a la 9ª División estadounidense (16).

José Díez se distinguió al mando de un groupe de combat (7-15 hombres) en estas operaciones, que comenzaron en el Cap Serrat y terminaron con la conquista de Bizerta, siendo condecorado con la Croix de Guerre con una estrella de bronce y ascendido a caporal y a caporal chef (17). El 13 de mayo de 1943 las últimas tropas del Eje en el norte de África se rindieron a los aliados.


Combatientes de los CFA en la cota 109, cerca del lago de Bizerta (Túnez). Visten equipo británico, incuyendo uniformes battle dress pattern 37 y cascos MK II. La formación de nuevas unidades de las FFL, equipadas con moderno material estadounidense, cambiaría radicalmente la desastrada imagen de los soldados franceses (imagen).

El periplo de la Nueve. Del norte de África al Reino Unido

Estamos totalmente seguros de que Antonio Van Baumberghem “Bamba” —que vivía en Orán cuando llegaron los aliados y pasó con el donostiarra al 3º Batallón de los CFA como Campos o Buiza— le conocía personalmente de antes, e incluso podemos atrevernos a sugerir que influyó en su incorporación a las fuerzas gaullistas. Esta amistad nacida en Orán y forjada en los combates de Túnez ya explicaría por si sola el incidente con Dronne en Normandía. De hecho, en el verano de 1943 “Bamba”, Campos, Buiza y Putz se dedicaron a captar voluntarios para las FFL entre los españoles y antifascistas de otras nacionalidades que habían sido liberados de los campos o formaban parte de las extintas Agrupaciones de Trabajadores Extranjeros (GTE) (18). La llegada de este contingente de voluntarios a las FFL, incluyendo a franceses evadidos, “magrebíes y colonos del norte de África”, permitió el “blanqueamiento” de la nueva 2ª División Blindada (2ª DB) de Leclerc, que se deshizo de sus combatientes centroafricanos. A partir de ese momento, las alusiones al conocido “Juramento de Koufra” en Chad, como dice Eric Jennings, quedarían solo “para la simbología”, ya que aquellos que lo habían hecho posible en todo el África Ecuatorial Francesa (AEF) serían marginados incluso antes de que se lo pidiesen los estadounidenses, que no querían que llevasen soldados negros al nuevo frente que se abriría en Normandía (19). Ellos Fueron los primeros olvidados para la historia por un Gaullismo que en la posguerra construiría una memoria en base a la ocultación de todas estas realidades, como después les sucedería a los “cosacos”, a pesar de haber sido los primeros en entrar en París.


Antonio Van Baumberghem, Gaston Cascail y Raymond Dronne, los tres protagonistas de un grave incidente que comenzó cuando José Díez pasó con su HT con el panel cambiado y que ponía en cuestión el liderazgo de una compañía formada en su mayoría por exiliados republicanos que el propio “Bamba” había reclutado y a cuyo frente habían puesto a un francés. El hecho de que el donostiarra fuese reprendido de malos modos por Cascail era algo que “Bamba” no estaba dispuesto a admitir. Cascail salió de la Nueve tras la liberación de París (collage realizado por los autores con imágenes del libro de Eduardo Pons Prades y de las webs http://www.francaislibres.net/ y https://losdelanueve.es/).

Así fue como el nuevo Regimiento de Marcha del Tchad (RMT) se desprendió de sus tiradores senegaleses que tan buenos servicios habían prestado hasta entonces a las FFL, mientras que su unidad matriz, la columna Leclerc o Fuerza L, era equipada con material blindado del ejército estadounidense para convertirse en la 2ª DB. En Argelia y Marruecos se organizó el 3º Batallón del RMT bajo el mando de Putz en base a cinco compañías que respondían al concepto de infantería mecanizada de las divisiones acorazadas del US Army: 9ª, 10ª, 11ª, una de apoyo y otra especial o Hors Rang. José Díez se incorporó a la primera compañía del batallón, la Nueve, que fue llamada así al estar formada por 3/4 de españoles, y pasó a ser sargento en virtud de sus méritos, como quería “Bamba”, que siempre fue enemigo de favoritismos. Dronne le apreciaba igualmente y en la propuesta anotó “excelente suboficial. Cumple brillantemente las funciones de jefe de grupo de voltigeurs” y fue incluso mucho más allá: “educado, reflexivo, capaz, muy disciplinado, excelentemente vestido, escribe y habla muy bien el francés” (20). Su caballo de batalla sería el moderno y veloz (hasta 72 hm/h) semioruga blindado HT, que podía trasladar hasta una decena de hombres en apoyo al despliegue de la fuerza principal de tanques M3 “Stuart” y M4 “Sherman”. Cada compañía de fusileros de la 2ª DB estaba formada por unos 178 efectivos, 17 HT (distribuidos en tres secciones a cinco HT c/u, uno para el mando y otro para reparaciones), cuatro transportes (“Dodge” y GMC) y un “Jeep” de mando. Los HT fiaban su potencia de fuego a las ametralladoras de cal. 30 y cal. 50 y podían enfrentarse a los blindados alemanes con bazookas y cañones antitanques remolcados, de los que había uno por sección, al igual que morteros, mientras que las armas individuales eran fusiles Garand, carabinas M1, subfusiles Thompson, pistolas y granadas. El HT en sus diferentes versiones (21) se revelaría un extraordinario instrumento en manos de hombres audaces como los “cosacos”, que les pusieron nombres evocadores de la GCE (“Madrid”, “Guernica”, “Teruel”, “Belchite”, “Guadalajara”, etc.) y llevaron el concepto del combate en movimiento hasta sus últimas consecuencias.


No nos costó mucho encontrar a José Díez en la más conocida fotografía de la Nueve, tomada en la localidad inglesa de Pocklington en junio de 1944 poco antes de marchar hacia Francia. Su sonrisa y su prestancia son inconfundibles. Hemos ampliado y sometido la imagen a un programa de inteligencia artificial (Marcial Pons).

Antes de ser enviado al Reino Unido José Díez disfrutó de dos permisos en Beni-Saf, uno en noviembre de 1943 y otro en marzo del año siguiente, aprovechando para casarse con Carmen y dejar las cosas bien atadas por si le sucedía algo durante la guerra. Al igual que Campos, Marc Haudos de Possese y otros mandos de la 3ª Sección, partiría con el grueso de la Nueve del puerto de Mers el-Kebir el 21 de mayo de 1944 (22), mientras que los vehículos lo harían aparte con “Bamba”. Tras hacer el viaje en el vapor Franconia y desembarcar en Escocia, toda la unidad se reunió el 1 de junio en Pocklington, una modesta localidad del condado de Yorkshire en la que había una base de bombarderos de la Royal Air Force (RAF). Allí se intensificó la cohesión y formación de un grupo humano ya de por si muy unido de cara a las operaciones de Normandía, en las que no tomarían parte hasta comienzos de agosto. De aquella época es la primera imagen que tenemos de él en la Nueve: una fotografía de grupo muy conocida que ha sido compartida en numerosas publicaciones. También hay dos imágenes del HT “Santander”, que sería el vehículo que comandaría hasta las operaciones de París. La vida de cuartel en medio de la tranquilidad de la campiña inglesa durante aquel verano no estuvo exenta de momentos de asueto en los que se hizo duro regresar al cuartel a la hora, como le pasó al donostiarra el día 12 de julio, lo que provocó una sanción del propio Dronne (23).


La vista de los típicos tejados de los cottage de la campiña inglesa nos sitúa esta imagen del HT “Santander” en junio de 1944 en las afueras de Pocklington durante alguna práctica, ya que los soldados no llevan armamento ni equipo. Se trata del mismo HT que mandaría José Díez, quien no aparece, y reúne a “cosacos” de diferentes secciones a los que nos hemos atrevido a identificar. 1, Faustino Solana, 2, Vicente Sanchís, 3, ¿Abad Blanco?, 4, ¿Wilhelm Poreski? Esta fotografía y la siguiente proceden del hijo de Sanchís, Bernard (https://2db.forumactif.com/t1472-vicente-sanchis-9-rmt-ht-santander).

Desde Normandía hasta París

José Díez llegó a Normandía con Campos y pronto se habituaría a su especial modo de hacer la guerra, ya que el tinerfeño se mantenía lejos de los convencionalismos de la disciplina de los cuadros franceses, como correspondía a un hombre de acción que no disimulaba su inclinación a tomar decisiones sobre la marcha, aprovechando de modo intuitivo las oportunidades que se le ofrecían —según Dronne, tenía un don para evaluar inmediatamente la situación y adivinar la respuesta más adecuada (24)-, al igual que había hecho con los CFA en Túnez. El 14 de agosto de 1944, en una de sus primeras acciones en este frente, Campos tomó la iniciativa con un extraordinario golpe de audacia. El sargento Johan Reiter, un internacionalista germano que había luchado en España, se había enterado a las afueras de Ecouché de que en el castillo de Mesnil-Glaise, a cuatro kilómetros tras las líneas enemigas, había un hospital alemán con numerosos heridos que iban a evacuar con grave riesgo para sus vidas, por lo que su jefe, un coronel de la Wehrmacht, pedía la urgente intervención de los franceses para que los recogieran. Y al enterarse el suboficial canario poco tardaría la 3ª Sección en ponerse en marcha con cuatro HT, incluido el de José Díez. Pero dejemos que sea Marc de Possese quien nos haga el relato de lo sucedido:


Otra fotografía del “Santander” en Pocklington en la que puede verse el antitanque de 57 mm que llevaba este HT de la 3ª Sección. 1, ¿Wilhem Poreski?, 2, Krikor Pirlian, 3, Faustino Solana, 4, Vicente Sanchís. También hemos especulado con la posibilidad de que el que está sentado en el suelo sea el barcelonés Francisco Pérez, que era el tirador del cañón. Remolcando esta pieza entró el “Santander” en París al mando de José Díez (https://2db.forumactif.com/t1472-vicente-sanchis-9-rmt-ht-santander).

A las 15:00 horas Campos me pide que patrulle hacia el castillo de Mesnil Gléze con los efectivos Reiter, Blanco, Díez y algunos FFI (Forces françaises de l'intérieur) como guías. Se trata de traer prisioneros. No sé más. Después de cruzar la aldea de Serans, cuyos bosques están llenos de municiones. Más adelante, en una bajada, cerca de una granja, vemos un aparato estadounidense en tierra. Llegando frente a una zona escarpada, parados por un montículo demasiado ligero para nuestros Half-Tracks, giramos a la izquierda hasta encontrar un punto de escalada. De inmediato, subida bajo las miradas asombradas de los alemanes. ¡Qué carrera! Teníamos que hacerlo muy rápido […] En el sendero, un tanque. ¡Qué emoción! Afortunadamente abandonado. Aparentemente, la tripulación ha optado por la fuga. Inmediatamente, la cosecha de los prisioneros tiene lugar, son agrupados y rodeados cerca de nuestros Half-Tracks, bajo la vigilancia de los ametralladores. ¿Cómo llevarnos a toda esta gente?

Finalmente, los FFI se encargarán de ello a pie. Subo al castillo con Reiter de donde sacamos a otros dos heridos leves. En el segundo viaje, con Reiter, subimos al primer piso, donde sobre colchones descubrimos a pilotos norteamericanos que evacuamos y subimos en una única ambulancia. Consultando mi reloj veo las horas pasar demasiado rápido a mi gusto. No hay que tentar al destino. Hago un tercer viaje al castillo, donde en última instancia nos llevamos a un coronel herido. Durante nuestra ausencia, un convoy se ha rendido, entregándonos vehículos en los que repartimos a toda velocidad a nuestros prisioneros. El coronel se sube al “Guadalajara”, lo hago sentarse delante. ¿Quién encabeza la columna? Díez o Reiter, no lo se. Yo era el último […] Campos, que confió en nosotros, no estaba en el castillo, pero creo que él fue el que acogió a los prisioneros de la columna y los entregó a Dronne (25).


Líderes de HT de la 3ª Sección de la Nueve; de izquierda a derecha, Díez, Blanco, Campos, Reiter y Haudos de Possese. Un vasco, un madrileño, un canario, un alemán y un francés, lo que da idea del especial carácter de las unidades de las FFL formadas en África del Norte. Este quinteto junto al chileno Manuel Morillas, al andaluz José Góngora Zubieta y al catalán David Estarit “Fábregas” marcaría la diferencia por su determinación (collage realizado por los autores con imágenes del libro Banda de cosacos. Historia y memoria de la Nueve y sus hombres y Le Figaro).

“Paris outragé ! Paris brisé ! Paris martyrisé ! mais Paris libéré”

Ríos de tinta han corrido sobre la participación de la Nueve en la liberación de París, pero no ha sido hasta muy recientemente que ha podido ser aclarada la composición de la columna que, siguiendo instrucciones del propio Leclerc, dirigió Dronne la tarde del 24 de agosto de 1944 para entrar en la ciudad del Sena antes que ninguna otra fuerza aliada y apoyar la insurrección contra los ocupantes nazis que había comenzado cinco días antes. Conformaban esta fuerza la sección de mando de la Nueve con Dronne, el teniente Amado Granell, el oficial de radio Cascail y el subteniente François Neyret, la segunda de Michel Elías y la tercera de Campos, incluyendo a José Díez con su HT “Santander”, que remolcaba un cañón antitanque de 57 mm. Se trataba de 12 HT con entre 8 y 9 hombres c/u y un “Jeep”. Completaban la columna los tres tanques M4 “Sherman” del teniente Louis Michard y tres HT, dos jeeps y un camión GMC de la sección de zapadores del subteniente Gerard Cancel (26). En total, unos 160 hombres que, esquivando los puntos fuertes de los alemanes en París, se dirigieron a la plaza del ayuntamiento por la orilla del Sena tras cruzar el puente de Austerlitz. Para entonces, ya sonaban las campanas por toda la ciudad y la columna tenía que atravesar una multitud delirante que ralentizaba su paso; “nunca los soldados fueron tan agasajados y abrazados”, escribió Dronne (27). El primero en llegar recién se ponía el sol fue el “Guadalajara” de Marc de Possese, jefe de grupo de la sección de Campos. Tras asegurar la zona con sus blindados, Dronne fue recibido por los líderes de la insurrección en el gran salón del impresionante palacio consistorial Hôtel de Ville.


París, 26 de agosto de 1944. El desfile se ha suspendido abruptamente debido a la aparición de francotiradores. El HT “Santander” de José Díez (en un círculo rojo) avanza por el número 38 de la calle Rívoli junto a un grupo de las FFI mientras se cruzan con un tanque de la 2ª DB. Puede verse la tienda de la cadena Heyraud, que estaba especializada en zapatos y marroquinería. Fotografia de Robert Capa para la revista Life (La Nueve, 2ª División Leclerc [27 de julio de 2016]. Imagen de Facebook. https://www.facebook.com/photo.php?fbid=186997308372595&set=p.186997308372595&type=3&locale=es_LA).

Dronne escribe en sus memorias que en la mañana del 25 de agosto se puso al mando de dos destacamentos de su columna (que asignó a Michard y a Elias) para hacerse con el edificio de la central telefónica o central de los archivos, que pretendían volar los alemanes. De mientras, dejó protegiendo el Hôtel de Ville a la sección de Campos, que se quedó solo con Granell hasta las 11,00 h, momento en que terminaron los combates en los archivos (28). Pero cuesta mucho imaginar que el tinerfeño permaneciese impasible, y menos en un momento en que aparecían constantemente grupos de las FFI pidiendo ayuda para sofocar cualquier crisis en la ciudad. Otra cosa es que se enterase Dronne. En cualquier caso, pronto llegaron las vanguardias de la 2ª DB para decantar la situación a favor de los aliados y sofocar los últimos puntos de resistencia alemana. Con ellos iba Robert Capa, que apareció subido en un tanque para tomar las primeras imágenes para la revista Life en una ciudad que conocía como la palma de su mano. Capa, Hemingway y otros corresponsales seguían a Leclerc ansiosos por cubrir aquel momento histórico de la liberación que certificaría el propio De Gaulle al llegar a la plaza del ayuntamiento ante la mirada de los hombres de Dronne, quienes apenas podían controlar a la gente que se arremolinaba para ver al líder de las FFL. En el Hôtel de Ville pronunciaría ante el mundo el discurso que da comienzo a esta entrada.


Otra imagen de Capa del grupo de José Díez (en un círculo rojo) en la calle Rivoli. Al comenzar los disparos el público se desperdigó por todas partes, abandonando las sillas que se ven en primer plano. En aquellos momentos de tanta confusión debieron darse muchísimas anécdotas y, aunque no sabemos que es lo que dicen ni a donde miran los “cosacos”, allí estaba para inmortalizarlos uno de los mejores fotoperiodistas de la historia (La Nueve, 2ª División Leclerc [27 de julio de 2016]. Imagen de Facebook: https://www.facebook.com/LaNueveLeclerc/photos/a.1540383149568324/1728912584048712/?type=3&locale=es_LA).

Precisamente, de Capa son dos de las fotografías del 26 de agosto que tenemos del HT “Santander” en París, que muestran al equipo de José Díez avanzando por el número 38 de la calle Rivoli en compañía de una quincena de combatientes de las FFI que marchan en columna de a dos precedidos por una bandera francesa durante el desfile de ese día, que tuvo a De Gaulle como protagonista absoluto en uno de los momentos más señalados de la historia de Francia. El general, que pudo reencontrarse con su hijo Phillipe que combatía en la 2ª DB, estaba exultante y, tras pasar revista a las compañías del RMT, se había dirigido a pie desde el Arco del Triunfo hasta la plaza de la Concordia jaleado por la multitud. Le acompañaban los miembros de su gobierno, los generales Koenig y Leclerc, el almirante D´Argenliu, el jefe de la Resistencia Georges Bidault y otros líderes de la insurrección. Todo París había acudido hasta allí para verle, y con él iban los “cosacos”: cuatro HT encargados de su escolta directa, mientras que el resto, incluyendo el “Santander”, lo habían hecho por delante de la comitiva. A ellos se unirían los más diversos y variopintos grupos de las FFI, conformando una auténtica caravana de color. Del paso del semioruga de José Díez por la avenida de los Campos Elíseos hay constancia de una imagen y también aparece, a partir del minuto 12, en una filmación casera que puede verse en la web del Instituto Nacional Audiovisual de Francia (INA), circunstancia que motivó un reciente artículo en la edición cántabra de elDiario.es (29).


El HT “Santander” de José Díez (en un círculo rojo) pasa ante la multitud por la avenida de los Campos Elíseos durante el desfile del 26 de agosto de 1944 teniendo el impresionante Arco del Triunfo a su espalda (https://pinguinosenparis.com/la-nueve-los-half-track/).

Al llegar la comitiva a la Concordia, De Gaulle subió a un vehículo para dirigirse al Hôtel de Ville, momento en que comenzaron a disparar desde algunos edificios desatando el pánico entre los asistentes. La multitud abandonó las aceras para buscar cobijo apresuradamente, ya fuese arrojándose al suelo o debajo de cualquier vehículo. Centenares de sillas tiradas jalonaban las aceras por toda la calle Rivoli, que quedó pronto despejada de gente, mientras los FFI y los soldados de la 2ª DB respondían a los disparos desde la plaza de la Concordia y la confluencia con la calle de las Pirámides, muy cerca del Louvre. También había francotiradores en las inmediaciones del Hôtel de Ville y en la catedral de Notre Dame, allí donde fuese De Gaulle, que aguantó estoicamente aquella situación. Robert Capa, que ya sabía lo que era estar bajo el fuego en tantas guerras, fue testigo de aquellos breves pero intensos momentos de terror enfrente del ayuntamiento, donde se detuvo en fotografiar a las personas que se hacinaban en el suelo, y más tarde se dirigió hacia la calle Rivoli para inmortalizar al HT “Santander”. Los “cosacos”, que estaban prevenidos y en tensión atentos a lo que sucedía a su alrededor con su jefe (José Díez) por fuera del vehículo, contrastaban con el grupo de las FFI que marchaba imperturbable, como si no fuese con ellos, manteniendo aún la formación con sus banderas y carteles.


Fotograma de una filmación de los aficionados Pierre Boyer y Pierre Monier que muestra al HT “Santander” de José Díez participando en el desfile de los Campos Elíseos del 26 de agosto de 1944. El donostiarra aparece girado mirando hacia la multitud, sin poder disimular, como sus hombres, la inmensa emoción que siente en aquel momento histórico (https://www.ina.fr).

De Châtel-sur-Moselle a la eternidad

Tras una decena de días en la ciudad del Sena que sirvieron para descansar y reorganizarse con la llegada de nuevos reemplazos, el 7 de septiembre de 1944 los “cosacos” regresaron de nuevo a la vorágine de la guerra, dejando atrás los recuerdos del bosque de Boulogne, donde recibieron las visitas de multitud de personas, incluidas muchas parisinas. Marc de Possese, José Góngora “Zubieta” y José Díez fueron destinados a la 1ª Sección de Montoya, dejando sin tres de sus sargentos a Campos, quien además tendría que lamentar la pérdida del chileno Manuel Morillas, con lo que ya solo le quedaban Reiter, Blanco y Fábregas. Inmediatamente, otros ocuparían el lugar de los líderes en los HT, lo que sería la tónica habitual de toda la campaña hasta el final de la guerra. Morillas murió el 12 de septiembre, cuando la Nueve y la 10ª compañías del RMT con el apoyo de varias secciones de carros de combate reconquistaron Andelot-Blancheville, que estaba a solo 110 km al norte de Dijon, ciudad que pronto sería ocupada por el 1º Ejército Francés de Jean Lattre de Tassigny. Una maniobra que amenazaba con cortar la retirada de los alemanes hacia Alsacia. El siguiente objetivo de la 2ª DB sería el río Mosela, donde Leclerc pretendía establecer una cabeza de puente en medio de un enjambre de refuerzos enemigos al mando del brillante general Von Manteuffel. La tarde del 15 de septiembre, cuando los “cosacos” —de nuevo a la vanguardia de la división con los tanques M4 “Sherman”- llegaron a Nomexy y tuvieron a la vista Châtel-sur-Moselle, se encontraron con que el puente había sido volado y las secciones de Montoya y de Campos, adscritas a diferentes destacamentos, tuvieron que vadear el río como pudieron. Al llegar a la orilla, el tinerfeño avanzó por la carretera de Vaxoncourt enfrentándose a los alemanes, a los que hizo retroceder momentáneamente, y después adoptó una disposición defensiva al sur de Châtel. Poco sospechaba que en aquel momento se le aproximaba a marchas forzadas una avanzada de la 111ª Brigada Panzer formada por 15 tanques “Pantera” y dos batallones de infantería (30).


15 de septiembre de 1944. Las vanguardias de la 2ª DB vadean el río Mosela en dirección a Châtel sur Moselle. De izquierda a derecha, un Dodge, un “Jeep” y un M4 “Sherman”. La gente ha salido de sus casas para recibir a los libertadores (https://www.voiedela2edb.fr/chatel-sur-moselle-nomexy).

Por su parte, la 1ª Sección había tenido que retirar del frente a uno de sus líderes, el sargento-jefe Jean Duros, que había sido herido en Remoncourt dos días antes. Nacido en 1914 en la comuna francesa de Mazères, en las estribaciones de los Pirineos, había llegado a París al mando del HT “Cap Serrat”, blindado que pasaría a comandar José Díez en las operaciones de Châtel. Mientras los de Campos se aprestaban a ofrecer una defensa escalonada en el sur, a los de Montoya les correspondió hacerlo en el este (31). El ataque alemán tuvo lugar el día 16 de septiembre y comenzó a las 17,00 h. Los HT del tinerfeño abrieron fuego de ametralladora sobre las concentraciones de infantería que avanzaban al abrigo de sus tanques, causándoles numerosas bajas, pero no podían enfrentarse a los “Pantera” y se replegaron sobre la posición de Montoya, que disponía del apoyo de los “Sherman” de la 3ª Compañía del 501º Regimiento. Entonces, los “cosacos” bajaron a tierra y se prepararon para la defensa con todo lo que habían traído a este lado del Mosela, afanándose en reforzar sus posiciones, minando caminos y brechas a la espera del siguiente ataque, que tendría lugar a la caída de la noche (32). En Nomexy, en la otra orilla del río, se estableció el puesto de mando del teniente coronel Jean La Horie, que disponía de algunos “Sherman” y de una sección de obuses de 105 mm M7 “Priest”.


Infantería de la 2ª DB en Châtel sur Moselle durate los combates por la cabeza de puente (https://www.voiedela2edb.fr/chatel-sur-moselle-nomexy).

Por la noche los alemanes pusieron de nuevo a prueba la cabeza de puente de Châtel, que tuvo que hacer frente a otro ataque de la 111ª Brigada Panzer, ahora reforzada con más elementos que iban llegando al teatro de operaciones. El enemigo, cosa excepcional, hizo avanzar a sus blindados en la oscuridad esperando desbordar las defensas francesas, pero los hombres de Dronne se mantuvieron en sus posiciones mientras los “Sherman” de la 3ª Compañía alcanzaban a otro “Pantera”. Al abrigo de sus tanques, los granaderos panzer entablaron combate con los “cosacos”, que comenzaron a acumular bajas, siendo la peor parada la sección de Montoya, que vio como, además de su HT “Don Quichotte”, otros dos eran alcanzados por el intenso fuego de artillería germano: el “Madrid” y el “Cap Serrat”. En el primero hubo que lamentar la muerte del cabo Juan Ocaña “Cañero”, que se lanzó hacia el enemigo granada en mano (33), mientras que en el segundo perdió la vida Bernardo Benítez y fue mortalmente herido José Diez. El donostiarra fue trasladado a Manoncourt para ser atendido de sus heridas, pero nada se pudo hacer para salvar su vida. Dronne mostraría en sus memorias su tremenda consternación por la pérdida de uno de los mejores sargentos de la Nueve, para el que no escatimaría elogios:

En el camino a Vaxoncourt, un proyectil de gran calibre estalló contra el semioruga del sargento Diez. Un hombre, Bernardo Benítez, muere, el conductor resulta herido. El comandante del carro, el sargento José Diez, un muchacho magnífico, alto, distinguido, listo, un ser de élite, resultó muy gravemente herido. Más adelante sabremos que murió cuando llegó al hospital. El semioruga está dañado e inmovilizado (34).


De todos los HT alcanzados por la artillería alemana en Châtel, el único que quedó sobre el terreno abandonado por irrecuperable fue el vehículo de mando de la 1ª Sección “Don Quichotte”, en el que resultó herido el teniente Valentín Montoya. El sargento Fermín Pujol, que también había causado baja por heridas en Châtel, posaba meses después al lado de este HT (Eduardo Pons Prades. 'Republicanos españoles en la Segunda Guerra Mundial').

Esa misma noche el general Leclerc, que se había acercado a Nomexy para supervisar el desenlace de aquel combate, ordenó la retirada de todas las fuerzas que ocupaban la cabeza de puente de Châtel, que inluía a la Nueve al completo tras la incorporación de la 2ª Sección de Martín Bernal en lo más crudo de la batalla. Todos los vehículos averiados o dañados, salvo el “Don Quichotte”, fueron remolcados hacia el otro lado del río sin que se percatasen los alemanes, que habían suspendido el ataque a medianoche. Las bajas de los “cosacos” entre el 16 y el 17 de septiembre de 1944 fueron de tres muertos y ocho heridos (35), y de nuevo hubo que reestructurar las diferentes secciones de cara a las operaciones venideras, que incluirían cruzar otra vez el Mosela cuando había pasado poco más de un día, sumando a la lista definitiva de Châtel otros 13 heridos más.

La dura campaña por Alsacia no daría en adelante ninguna tregua a los de Dronne, que seguirían perdiendo hombres en aquel escenario sobre el que pronto se cerniría la nieve y el frío más inmisericorde. José Díez fue ascendido a sargento-jefe a título póstumo por orden del jefe del batallón del 25 de octubre de 1944. Sus restos fueron inhumados en el cementerio americano de Andilly (36) y en la actualidad reposan en la necrópolis nacional de Petant (37). La noticia de su muerte y el cobro de la pensión correspondiente le fueron notificadas a su viuda, Carmen García, que se trasladó a vivir a Orán después de la guerra, y más tarde a Córcega siguiendo a su hermana Maruja, peluquera, cuando esta contrajo matrimonio con un hombre de aquella isla, donde regentaría un salón de belleza (38). En Beni-Saf quedó su hermano Jesús, dedicado al oficio familiar de retratista/fotógrafo.

Contra el olvido

Este artículo pretende luchar contra el olvido de José Diez Jaurrieta, rompiendo con la inercia que ha afectado a muchos de sus compañeros, de los que apenas sabemos nada, apenas su inclusión en un frio organigrama en tal o cual batalla de las libradas por el RMT. La GCE y el exilio le habían desconectado de sus padres y hermanos y su fallecimiento en Francia en un contexto tan confuso como el del final de la SGM (sin relaciones normalizadas con la España de Franco) certificaría definitivamente la desaparición de su memoria entre los Díez Jaurrieta, recluida desde entonces al ámbito más íntimo, ya que ni siquiera se hablaba de él en casa, lo que motivó la curiosidad de su sobrina, que siempre quiso saber de su tío Pepe. Pili nos dijo que la abuela Celedonia le lloraba y que tanto ella como Benigno supieron de su muerte, y quizás pudieron saber más cosas cuando Carmen vino a Donostia para conocerlos. Pero en la actualidad nada saben de ella, ni tampoco del tiempo que pasaron juntos en Beni-Saf en una coyuntura que tanto nos recuerda al “Casablanca” de la película de Michael Curtiz, con su mixtura de vidas a punto de precipitarse en el abismo de la guerra, buscando una salida que solo les llegaría con las FFL, aunque fuese de camino a la eternidad. Y es que a nosotros nos cuesta bien poco imaginárnoslo compartiendo un vino con “Bamba” o Campos en un café como el del izquierdista descreído Rick Blaine (Humphrey Bogart), levantándose de su mesa mientras suenan los sones de la Marsellesa. Un grito de libertad que llegaría a su éxtasis en la liberación de París. (En la imagen, Tumba de José Díez Jaurrieta en la necrópolis nacional de Petant, Montauville (https://www.geneanet.org/cimetieres/view/7286804/persons/?individu_filter=DIEZ%2BJose)
 

NOTAS

(1) Eduardo Pons Prades. (2003). Republicanos españoles en la Segunda Guerra Mundial. Madrid: La esfera de los libros. P. 390. Dronne en sus memorias sitúa el incidente de los paneles el día 14 de agosto en Ecouché, pero no habla de la discusión con “Bamba”, sólo dice que dos HT de la 3ª Sección llevaban los paneles de modo no suficientemente llamativo y fueron atacados por la aviación aliada sin consecuencias (Raymond Dronne. [1984]. Diarios de un cruzado de la Francia libre. París: Éditions France-Empire. P. 294).

(2) “Bamba” fue trasladado a modo de castigo a la compañía de sumimistro (Hors-Rang). El capitán Dronne, por su parte, justificó esta ,medida por una supuesta “desconfianza por parte de elementos menos preparados” (Ibídem, p. 389).

(3) Testimonio de Pili Díez Mintegui a los autores.

(4) CDMH/4//DNSD-SECRETARÍA,16,D0041792.

(5) Pedro Barruso. (2006). La Guerra Civil en Guipúzcoa (Julio-Septiembre de 1936). Donostia/San Sebastián: Hiria. Pp. 91-92.

(6) Testimonio de Pili Díez Mintegui a los autores.

(7) En el de Pons Prades, “Bamba” le llama Díaz (Opus cit, p. 390), mientras que Diego Gaspar hace lo propio llamándole José Díaz cuando comandaba el HT “Santander” durante las operaciones de París (Diego Gaspar Celaya.[2022]. Banda de cosacos. Historia y memoria de la Nueve y sus hombres. Madrid: Marcial Pons. P. 278).

(8) Carmen Góngora Expert, Fabián Hernández Romero, Aarón León Álvarez y Octavio Rodríguez Delgado. (2022). Miguel Campos Delgado. Héroe y mito de la Nueve. Santa Cruz de Tenerife: Le Canarien ediciones.

(9) SHD/CAPM, 217294 (Pau), expediente cortesía de Diego Gaspar Celaya, autor de Banda de cosacos... y de la web https://losdelanueve.es.

(10) Evelyn Mesquida es autora de algunas obras de referencia como La Nueve. Los españoles que liberaron París. Barcelona: Ediciones B en sus ediciones de 2008 y 2016.

(11) Juan Martínez Leal: “Los barcos del exilio hacia el norte de África. Marzo de 1939” en Laberintos. Revista  de estudios sobre los exilios cuturales españoles nº 20 (2018). P. 263. Unos 36 barcos llegaron a Argelia desde los puertos de Levante entre febrero y marzo, mientras que los que lo hicieron desde el sur de Francia fueron 13 (https://bivaldi.gva.es/es/catalogo_imagenes/grupo.cmd?path=1022500).

(12) SHD/CAPM, 217294 (Pau), expediente cortesía de Diego Gaspar Celaya, autor de Banda de cosacos... y de la web https://losdelanueve.es.

(13) Nadia Bouzekri: “Derrotados, desterrados e internados. Españoles y catalanes en la Argelia colonial. ¿La memoria olvidada o el miedo a la memoria? (1936-1962)”. Tesis doctoral dirigida por la doctora María Genma Rubí i Casals. Universidad Autònoma de Barcelona. Departament d´Història Moderna i Contemporània. P. 181 (https://core.ac.uk/download/pdf/19576534.pdf).

(14) Eliane Ortega Bernabeu: “Exilio republicano de 1939 en Argelia. Los campos de concentración de Morand en Boghari y Hadjerat M´Guil en el Valle de la Muerte” en Archivo de la frontera. Pp. 3-4 (http://www.archivodelafrontera.com/wp-content/uploads/2018/01/Eliane-Ortega-Bernabeu-Exilio-republicano-de-1939-en-Argelia-2018.pdf).

(15) SHD/CAPM, 217294 (Pau), expediente cortesía de Diego Gaspar Celaya, autor de Banda de cosacos... y de la web https://losdelanueve.es/. Sobre los CFA véase del mismo autor “Del desierto a Normandía. Los Cuerpos Francos de África (CFA)” en AAVV. (2023). La Nueve. Republicanos españoles en la Segunda Guerra Mundial. Cuadernos de Historia Militar nº 7. Madrid: Desperta Ferro. Pp. 78-91.

(16) Carmen Góngora Expert: “El Cuerpo Franco de África” en AAVV. (2022). Miguel Campos Delgado. Héroe y mito de la Nueve. Pp. 217-238.

(17) SHD/CAPM, 217294 (Pau), expediente cortesía de Diego Gaspar Celaya, autor de Banda de cosacos... y de la web https://losdelanueve.es/.

(18) Banda de cosacos... Pp. 184-185.

(19) Eric Jennings: “Las Fuerzas Francesas Libres (FFL) en África” en La Nueve. Republicanos españoles en la Segunda Guerra Mundial... Pp. 64-77. El 2 de marzo de 1941, tras conquistar el fuerte de Koufra al mando de una fuerza colonial formada por centroafricanos, Leclerc hizo su famoso juramento: “Juramos no abandonar las armas hasta que nuestros colores, nuestros bellos colores, floten sobre la Catedral de Estrasburgo”.

(20) SHD/CAPM, 217294 (Pau), expediente cortesía de Diego Gaspar Celaya, autor de Banda de cosacos... y de la web https://losdelanueve.es/.

(21) Sobre el semioruga half track y sus variantes véase Steven Zaloga. (1983). US HALF TRACKS of  WORLD WAR II. London: Osprey.

(22) SHD/CAPM, 217294 (Pau), expediente cortesía de Diego Gaspar Celaya, autor de Banda de cosacos... y de la web https://losdelanueve.es/.

(23) Ibídem.

(24) Raymond Dronne. (1984). Opus cit. P. 254.

(25) Memorias de Marc Haudos de Possese citadas en AAVV. (2022). Miguel Campos Delgado. Héroe y mito de la Nueve. Pp. 255-256.

(26) La definitiva composición de esta columna ha sido definitivamente aclarada en los trabajos de Diego Gaspar (2022), p. 278 y Pierre Van Langenhove: “La columna Dronne y la liberación de París” en La Nueve. Republicanos españoles en la Segunda Guerra Mundial... Pp. 92-103.

(27) Artículo de Raymond Dronne en Hispania: boletín de la Federación Española de Deportados e Internados Políticos Víctimas del Fascismo (FEDIP) nº 10 (1964). Citado en “La journée du 24 aôut 1944 racontée par le capitaine Dronne”. Association 24 Aòut – La Nueve. https://www.24-aout-1944.org/la-journee-du-24-aout-1944 (7 de mayo de 2014).

(28) Raymond Dronne. (1984). P. 339.

(29) Javier Fernández Rubio. (30 de abril de 2022). Españoles en la liberación de París: imágenes del paso del semioruga “Santander” frente al arco del triunfo. ElDiario.es Cantabria. https://www.eldiario.es/cantabria/espanoles-liberacion-paris-imagenes-paso-semioruga-santander-arco-triunfo_1_8808313.html. Al parecer, el cántabro Faustino Solana, tripulante del “Santander”, no estuvo en la liberación de París, ya que causó baja en Inglaterra y no se incorporaría a la Nueve hasta el 22 de septiembre de 1944 (AAVV. [2022]. Miguel Campos Delgado. Héroe y mito de la Nueve. P. 415).

(30) El recorrido de la Nueve hasta Châtel en Raymond Dronne. (1991). L´hallali de paris a Berchtesgaden. París: Éditions France-Empire. Pp. 30-45, mientras que el despliegue de las fuerzas alemanas presentes en la zona en Hugh M. Cole. (1993). The Lorraine campaign. Washington: Center of Military History United States Army. P. 204.

(31) Robert Coale: “De París a Berchtesgaden. Una larga y penosa campaña de liberación” en La Nueve. Republicanos españoles en la Segunda Guerra Mundial... P. 106. La información de José Díez comandando el HT “Cap Serrat” procede de Diego Gaspar (https://losdelanueve.es).

(32) Raymond Dronne (1991). P. 47.

(33) https://2db.forumactif.com/t2174-chatel-sur-moselle-vosges-nomexy-borne-939

(34) Raymond Dronne (1991). P. 47.

(35) Ibídem, p. 50.

(36) SHD/CAPM, 217294 (Pau), expediente cortesía de Diego Gaspar Celaya, autor de Banda de cosacos... y de la web https://losdelanueve.es.

(37) https://www.geneanet.org/cimetieres/view/7286804/persons/?individu_filter=DIEZ%2BJose



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Sancho de Beurko Elkartea

Sancho de Beurko Elkartea

El blog Ecos de dos guerras, 1936-1945 tiene por objetivo divulgar la participación de vascos y navarros en dos de las contiendas bélicas que definieron el devenir de buena parte del Siglo XX. La Asociación Sancho de Beurko pretende rescatar del anonimato a los miles de personas que constituyen la columna vertebral de la memoria histórica de las comunidades de vascos y navarros, en ambos lados de los Pirineos, y de sus diásporas de emigrantes y descendientes, con principal énfasis en la de EEUU durante el periodo de 1936 a 1945.

Autores

Guillermo Tabernilla es investigador y fundador de la Asociación Sancho de Beurko, una organización sin ánimo de lucro que estudia la historia de vascos y navarros en la Guerra Civil Española y en la Segunda Guerra Mundial. En la actualidad es su secretario y community manager, así como editor de la revista digital Saibigain. Entre 2008 y 2016 dirigió el catálogo del “Cinturón de Hierro” para la Dirección de Patrimonio del Gobierno Vasco y es, junto con Pedro J. Oiarzabal, investigador principal de Fighting Basques, un proyecto de memoria sobre los vascos y navarros en la Segunda Guerra Mundial en colaboración con NABO, la federación de Organizaciones Vascas de Norte América.

Pedro J. Oiarzabal es Doctor en Ciencias Políticas-Estudios Vascos por la Universidad de Nevada, Reno (EEUU). Desde hace dos décadas su trabajo se ha centrado en investigación y consultoría sobre políticas públicas (ciudadanía en el exterior y retorno), diásporas y nuevas tecnologías, y memoria social e histórica (historia oral, migración y exilio), con especial énfasis en el caso vasco. Es autor de más de una veintena de publicaciones. Blogs “Basque Identity 2.0” de EITB y “Diaspora Bizia” de EuskalKultura. En Twitter @Oiarzabal.

Josu M. Aguirregabiria es investigador y fundador de la Asociación Sancho de Beurko. En la actualidad es su presidente. Especialista en la Guerra Civil en Álava, es autor de varias publicaciones relacionadas con esta temática entre las que destaca “La batalla de Villarreal de Álava” (2015) y “Seis días de guerra en el frente de Álava. Comienza la ofensiva de Mola” (2018).

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