[Pedro J. Oiarzabal participó hoy hace 25 años en la inauguración de aquel programa de nombre Gaztemundu, posteriormente consolidado como una de las actividades más importantes que el Gobierno vasco, a través hoy de la Dirección para la Comunidad Vasca en el Exterior, realiza en relación a los jóvenes de las euskal etxeas. En las siguientes líneas, Oiarzabal aborda la fecha de hoy en primera persona, realizando un balance desde el recuerdo que le evoca aquella primera edición de la que fue copartícipe]
“Pasaban los días y el fax tan solo había soltado unas pocas solicitudes de más allá del Atlántico. A medida que se acercaba el plazo final de entrega crecía nuestra impaciencia, y la duda de que quizás no resultara tan atractivo como habíamos supuesto. Al fin y al cabo, ¿quiénes eran esos jóvenes de las colectividades vascas esparcidos por el mundo? ¿cómo pensaban y que creían sobre Euskal Herria? ¿seguirían teniendo presentes en sus vidas de algún modo el legado de lo vasco? Afortunadamente, el aluvión de solicitudes de los últimos momentos eliminó esos temores. Pronto nos sorprendimos con sus apellidos, sus nombres, hijos, nietos, biznietos e incluso de generaciones anteriores, con sus inquietudes, sus sentimientos, y actividades en sus Euskal Etxeas”.
[Folleto del Programa Gaztemundu, con su logo original, en inglés y en euskera, ya que inicialmente se estimó la participación de jóvenes de origen vasco de países de habla inglesa]
Con estas palabras iniciaron los creadores y coordinadores del programa Gaztemundu, Agustín M. Oiarzabal y Magdalena Eizaguirre, un Breve diario de Gaztemundu, cuaderno-balance redactado tras su finalización. Bajo la organización de la Secretaria General de Acción Exterior del Gobierno Vasco, en manos de Andoni Ortuzar, de la Dirección de Relaciones con las Colectividades Vascas que encabezaba Iñaki Aguirre, y del Departamento de Cultura con Mari Carmen Garmendia como consejera, se dio el pistoletazo de salida a un programa innovador y único por aquel entonces en el conjunto del Estado, con el objetivo de acercar las diferentes realidades de Euskadi (económicas, institucionales, culturales, académicas, turísticas…) a un grupo de sesenta jóvenes de la diáspora.
Treinta y dos chicos y veintiocho chicas de veintinueve euskal etxeak de ocho países (Argentina, Chile, El Salvador, México, Perú, Puerto Rico, Uruguay, y Venezuela) formaron parte de la primera edición de Gaztemundu, que tuvo lugar entre el 16 y 30 de septiembre de 1996. Tenían una media de edad de 24 años y para un 60% de ellos era la primera vez que pisaban suelo vasco. Fueron seleccionados en base a las propuestas y proyectos que presentaron en torno a la formación y el empleo, la cultura, y las nuevas tecnologías para su discusión durante las jornadas de trabajo y reflexión que se incluyeron en el programa.
“Las ganas por captar y aprehender todo eran inmensas”, prosigue el Breve diario de Gaztemundu. “Los grupos de trabajo fueron auténticos foros de discusión y enfrentamiento de pareceres, que se prolongaban después de cenar hasta entradas horas de la noche. Se participaba intensamente en conferencias y mesas redondas, se escuchaban e intercambiaban experiencias sobre los jóvenes y sus problemáticas en distintos países y euskal etxeak. La amistad anidó y fue creciendo dentro del grupo”.
El primer grupo de Gaztemundu en el Santuario de Nuestra Señora de la Antigua, en Urduña, Bizkaia (foto Idoia Barrondo). Ver al final del artículo los nombres y países de todos los participantes.
Distintos y similares
Gaztemundu posibilitó un encuentro entrañable y una comunicación fluida y directa, por primera vez en la mayoría de los casos, entre jóvenes de origen vasco de diferentes países pero que compartían una identidad común. Aquel Gaztemundu fue desde el primer día hasta el último un programa trepidante e intenso, en el que faltaban horas para poder absorber todo lo vivido.
Perdonad que haga referencia a mí mismo. Quien escribe estas líneas, junto a Idoia Ibarrondo, se ocupó del día a día de las gestiones y actividades a llevar a cabo durante los 15 días de la actividad. Tenía yo tan solo 25 años y llevaba tres años residiendo en Irlanda. Las historias de emigración y exilio relatadas por los descendientes de aquellos que un día tuvieron que abandonar su hogar me hiciceron mella y aún resuenan en mi cabeza. Aquellos días y aquellos sesenta jóvenes contribuyeron definitivamente a reforzar mi deseo por conocer más sobre nuestro pasado de idas y venidas, que años más tarde me llevaría a cruzar el Atlántico, como hicieron en su día los padres, abuelos y bisabuelos de la primera generación de aquellos chicos y chicas, en mi caso para profundizar en los estudios de diáspora y el potencial de Internet como un instrumento de comunicación al servicio de las redes e instituciones migrantes.
No me cabe duda de que Gaztemundu es una de las experiencias más gratas que atesora hoy día mi memoria. Su éxito radicó en aunar sentimiento, conocimiento y acción en un mismo programa. “Por encima de todo uno recuerda a las personas, su responsabilidad libremente asumida, y ante todo su calidad humana, algo que engrandeció enormemente a Gaztemundu. De todos ellos aprendimos y nos enseñaron mucho”, concluye el Breve diario…
Han transcurrido 25 años
A todos los chicos y chicas de Gaztemundu de 1996, zorionak bihotz bihotzez. Fueron los “embajadores del retorno”, los pioneros de un exitoso programa que ha facilitado a lo largo de este cuarto de siglo la presencia de centenares de jóvenes de la diáspora en el País de los Vascos. Sin su compromiso, esfuerzo y tenacidad por mantener la cultura y tradiciones de sus antepasados no hubiese sido posible tejer un futuro para las siguientes generaciones de jóvenes vascos que han tomado parte en Gaztemundu.
Mi reconocimiento también a los líderes políticos y responsables institucionales que intuyeron el potencial de un programa sin igual en aquel momento y que asumieron el riesgo que implicaba su implementación. Es tiempo de celebración y también de reivindicación de un modelo de trabajo, de compromiso por hacer país, por construir una memoria plural, una historia integradora, y sobre todo un presente cargado de futuro en el que la diáspora, y su juventud, ocupen el lugar que se merecen.
PARTICIPANTES GAZTEMUNDU 1996
Argentina
María Aguirre
Mikel Aguirre
Iñaki Aramayo
Juan José Arregui
Horacio Ayesa
María José Baqueriza
Lorene Baqueriza
Ignacio Baztán
Juan Pablo Berardi
Federico Borrás
Mariano Carricart
Verónica de Arteche
José Ignacio Echeverria
José Esnal
José María Etchegoin
María Lucrecia Etcheverry
Ignacio Etchevers
Francisco Etchevers
Victoria Etchevers
Marina García
Miguel García
Pablo Iparraguirre
Jorge Izaguirre
Irune Laburu
Aitor Laburu
Gilles Landaboure
Martin López de Armentia
Irene López de Vicuña
Sebastián Luque
Diana Marquez
Martin Migueles
Carlos Sarasola
Ama Sarrabayrouse
María Ana Scala
Maricel Totorikaguena
Chile
Elvira Oyanguren
Amaya Oyanguren
Loreto San Miguel
El Salvador
Javier Bolaños
Luis Marín
México
Daniela Borbolla
Julen de Garritz
Perú
Mirentxu Irisarri
Raúl Noblecilla
Puerto Rico
Miren Ayerdi
Imanol Gabilondo
Uruguay
Alicia Echeverrigaray
Leonardo Eguiazabal
Karina Fernández
Pablo Olaizola
María Nieves Ormaechea
María Inés Quirici
Matías Uraga
María Alejandra Wolan
Venezuela
Unai Álvarez
Eider Bideguren
Eneritz Bideguren
Julen Burgaña
Ander Rivas
Lourdes Urresti