Esta es la pregunta formulada desde la Diáspora que desde el pasado domingo ha llegado una y otra vez a nuestra redacción, tanto en algún caso a través del teléfono, como de mails. ¿Será Patxi López el próximo Lehendakari? Si es así, ¿seguirán las euskal etxeas? ¿Qué cambio se prevén si sale? ¿Habrá este año Gaztemundu? ¿Seguirán las convocatorias de apoyo a los centros vascos? Son algunas de las cuestiones que preocupan en la Diáspora. Sin ánimo de sentar cátedra, respondemos con nuestro parecer, según los datos que se manejan al día de hoy, en la confianza de que le sirvan de algo a alguien.
El pasado domingo, 1 de marzo, se celebraron elecciones en Alava, Bizkaia y Gipuzkoa para elegir unnuevo Parlamento Vasco. De acuerdo a lo estipulado en el Estatuto de Gernika, la Cámara vasca está compuesta por 75 parlamentarios, 25 por cada una de las tres circunscripciones mencionadas. El sistemade elección del Lehendakari o presidente del Gobierno Vasco no es directo, sino que son los parlamentarios quienes eligen entre ellos al Lehendakari o presidente del ejecutivo. En las primeras votaciones se requiere la mayoría absoluta y más tarde sólo la relativa.
Normalmente, y si nadie ha ganado las elecciones por mayoría absoluta, llega el turno de las negociaciones políticas entre partidos, siempre con el objetivo de lograr esa mayoría absoluta, fijada en 38 escaños, o en todo caso una mayoría relativa, contando con la abstención de alguno o algunos de los grupos o parlamentarios de la Cámara. Se trata de conformar mayorías. Por un lado, para la elección del Lehendakari; por otro, para la aprobación de los presupuestos y demás leyes, con el apoyo suficiente.
EL VALOR DE LOS VOTOS DE LA DIASPORA
La fotografía de la sociedad sacada el pasado domingo da como consecuencia un puzle complicado. Nada nuevo por otro lado, aunque en este caso la ilegación de la izquierda abertzale oficial distorsione notablemente el retrato [sus votos nulos sumarían 7 escaños]. Obviando eso, éstos fueron los resultados oficiales: EAJ-PNV, 30; PSE-EE, 24; PP, 13; Aralar, 4; EA, 2; EB, 1; eta UPyD, 1 [Señalemos que estos datos podrían variar este próximo viernes, cuando se efectúe el recuento de los vascos de la Diáspora; dependiendo de ello, EA podría perder o conservar su escaño por Alava, el de Rafa Larreina, que pasaría al PSE-EE. No se sabrá hasta el viernes]. En un caso u otro, vencedor, por tanto, Ibarretxe (EAJ-PNV), aunque sin conseguir la mayoría absoluta. En condiciones normales, él sería el encargado de conseguir las adhesiones para ser investido lehendakari, teniendo en cuenta además que supera en 6 escaños al siguiente candidato, Patxi López (PSE-EE).
El PNV logra buenos resultados, sus aliados se desploman. Pero si bien los jeltzales han logrado 30 parlamentarios, los dos partidos con los que hasta la fecha compartía coalición de gobierno han sufrido un muy grave revés electoral [EA baja de 7 asientos (logrados en coalición con el PNV), a 2; y Ezker Batua baja de 3 a 1], con lo cual los números no salen. Ni siquiera sumando los 4 de Aralar llega Ibarretxe a la mayoría absoluta, quedándose a 1 escaño.
Por su parte, el PSE ha obtenido asimismo unos buenos resultados, pasando de 18 asientos a 24, aunque lejos del empate técnico con el PNV que le auguraban las encuestas y que López confiaba en superar. Pese a ello, esos 24 votos, junto a los del PP, que baja de 15 a 13, más el único voto conseguido por UPyD, sí llegan hasta el número mágico de los 38 escaños.
Pegas o elementos para la reflexión:
-La unión de los tres partidos mencionados le proporciona a Patxi López la mayoría aritmética para lograr la Lehendakaritza (presidencia), si bien formando algo que muchos interpretan como un frente estatalista, españolista o constitucionalista (que cada cual eliga su adjetivo preferido), justo tras una campaña en la que una y otra vez ha arremetido contra el frentismo
-Por otro lado, el PSE conseguirá sin duda con facilidad los votos de PP y UPyD para desplazar a Ibarretxe y resultar --democráticamente-- elegido, pero ¿qué ocurrirá a la hora de negociar los presupuestos, si ha de hacerlo con PP y UPyD, dos fuerzas que en el resto del estado son sus (duros) adversariospolíticos? Recordemos, sin ir más lejos, que UPyD propone por ejemplo en su programa la abolición del Concierto Económico
-Asimismo, el desplazar de la Lehendakaritza a Ibarretxe provocará sin duda una inmediata congelación de las relaciones en Madrid de PNV y PSOE. Recordemos aquí que el presidente Zapatero no cuenta con demasiado margen en el Parlamento estatal y que, por ejemplo, logró aprobar in extremis sus presupuestos de 2009 gracias al apoyo de los parlamentarios de PNV (6) y BNG (2)
-En un momento de grave crisis como el actual, se recomiendan consensos y gobiernos fuertes para poder hacer frente a la crisis, y no ejecutivos prendidos de alfileres o inestables, como algunos han definido ya a un posible ejecutivo apoyado por PSE-PP-UPyD
-De hecho, una de las debilidades de tripartito de esas características estaría en que descansa y concede la llave del mismo al PP --contrincante y adversario del PSOE-- y quién sabe si a UPyD, una escisión del propio PSOE
-A todo esto hay que añadir que PNV y PSE mantienen acuerdos de apoyo mutuo, por ejemplo, en el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz y la Diputación de Alava, que podrían resentirse de esta nueva fase en las relaciones entre ambos partidos, dado que 'arrebatar' la Lehendakaritza a EAJ-PNV y en estas circunstancias es posiblemente el golpe que con mucho más daño puede hacerse al PNV y que peor pueda encajar
Otra posibilidad sería un gobierno PSE-PNV, PNV-PSE, pero no parece que ahora mismo el horno esté para esos bollos, puesto que ninguno quiere o 'puede' renunciar a la Lehendakaritza, aunque en política nunca se sabe. Zapatero, tras el regalo en 1987 de la Lehendakaritza al PNV, no parece estar por la labor, ni tampoco Jauregui, Benegas... Ambos partidos se conocen ya en este tipo de gobiernos. Sí que este último sería el gobierno más apoyado por la población en las encuestas y ofrecería la estabilidad y fortaleza que otros mencionan. Dentro de ambos partidos, sobre todo del PNV, hay quien no quiere ni oir hablar de esta fórmula, mientras otros en ambos partidos estarían muy por la labor, pero sin ceder la Lehendakaritza.
Todo lo expuesto hasta el momento no son sino posibilidades. El momento actual resulta aún prematuropara hablar con propiedad sobre dónde puede desembocar todo esto. Las negociaciones, sean con unos u otros, tomarán varias semanas, y quién sabe si no dos o tres meses hasta que fructifiquen y se lleven a la práctica, a pesar de que no falta quien desea que todo se realice con la mayor premura posible.
A quienes preguntan qué posibles consecuencias tendría en la Diáspora y los centros vascos un cambio de Lehendakari y de partido en el gobierno, señalar lo mismo, que es pronto para decir nada. De momento, puestos al habla con el equipo actual de Acción Exterior y de la Dirección de Relaciones con las Colectividades Vasca nos indican que siguen trabajando en funciones, con normalidad, y hasta que las negociaciones políticas al máximo nivel que recién comienzan lleguen a algún puerto, no existen datos para responder a esa pregunta. Sólo que la vida administrativa continúa y que se prevé que a fines de este mes o inicios del siguiente se publiquen la convocatoria general de Centros Vascos y la deAyudas de Emergencia, así como la de Gaztemundu, emprendimiento que continúa programado para el mes de julio y avanza en su organización.