Amigos y amigas de diferentes puntos de Uruguay y Argentina nos han comentado la emoción con que asistieron a los diferentes conciertos y talleres que Juan Mari Beltrán y su grupo han ofrecido recientemente en el marco de su gira suramericana. Eso es lo que de alguna manera refleja el artículo y resumen fotográfico que hoy publicamos en EuskalKultura.com.
Emoción, decía, al asistir a esos actos, aunque más emoción tras participar en ellos.
Estos amigos y amigas de centros vascos Haize Hegoa de Montevideo, y de las euskal etxeas de Chivilcoy, Arrecifes y Buenos Aires --Beti Aurrera, Euskaldunak Danak Bat y Euskaltzaleak, respectivamente-- se tomaron un gran trabajo organizando los respectivos conciertos y talleres, un trabajo realizado con gran dedicación, ilusión, esfuerzo y sacrificio personal, como lo son la mayoría de las labores que los voluntarios desarrollan en las euskal etxeas.
Con ese espíritu generoso recibieron a Beltrán como quien recibe ilusionado a un familiar próximo al que no se ha visto desde hace tiempo o a ese miembro de la familia al que se va a saludar por primera vez, porque a ese sentimiento solidario y desprendido conduce la euskaldunidad bien entendida, a recibir, a compartir y a aportar lo de cada uno al universo común y plural de identidad y sentimientos que compartimos los vascos y vascas allí donde estemos o desarrollemos nuestra actividad.
Beltrán y su grupo ofrecieron recitales, en los que explicaron las historias y pormenores de diferentes instrumentos musicales autóctonos o adoptados por la cultura tradicional vasca. Compartieron en talleres su conocimiento, habilidades e ilusión con aquellos quienes quisieron escucharles, asimismo con interés e ilusión, algunos de los cuales practican desde entonces parte de las enseñanzas puestas en común por los músicos visitantes. Quienes lo vivieron dicen que sin duda fue muy bonito, emocionante.