Vicente Luis García. La presentación contó con la participación del catedrático de Historia Contemporánea de la UPV el profesor Santiago de Pablo, quien ha prologado el libro, y que ayudó a entender el contexto histórico en el que se desarrolló la obra y la muerte del P. Otano. El acto se celebró en la Sala Carlos Abaitua en la calle Vicente Goikoetxea, nº 5, junto al Obispado
El religioso navarro, nacido en la localidad de Lerga, dedicó su vida pastoral a la predicación y a la música, dejando un legado en el que destacan algunas obras en euskera. El libro es también un homenaje a otros sacerdotes y religiosos que fueron asesinados por los nacionales durante la Guerra Civil y que recibieron el merecido homenaje el 30 de junio de 2009 en una ceremonia presidida conjuntamente por los tres obispos de las diócesis vascas en la Catedral de María Inmaculada de Vitoria.
El Autor, tras un repaso de los capítulos que componen el libro, y detenerse en la detención y fusilamiento del P. Otano se preguntaba “¿cuál pudo ser el motivo que realmente le llevó al paredón al P. Otano?” Porque no había indicios ni en su vida ni en quienes han hablado de ella de ser un sacerdote con ideas nacionalistas. O como señalaría Santiago de Pablo “nada en su comportamiento parece que pudiera transgredir el ordenamiento vigente”. El P. Otano aprendió euskera y entendió que la lengua vernácula era el mejor medio de evangelización en algunas zonas del País Vasco, por eso se afanó en trabajar en un elenco de obras musicales en euskera para la liturgia.
El profesor Santiago de Pablo afirmó que, aunque mucho se ha escrito sobre la Guerra Civil, ello no quiere decir que se haya dicho todo, por eso este libro, y otros que puedan escribirse, pueden aportar datos aún no desvelados. No en vano, la muerte de muchos sacerdotes y religiosos que fueron fusilados por el bando nacional fue silenciada durante cuarenta años. Josu Alday apuntó también que aún quedan por cumplir compromisos que la misma Iglesia en el País Vasco asumió en la ceremonia del año 2009, cuando los obispos vascos se comprometieron a dejar constancia en sus boletines y libros parroquiales de todos los sacerdotes y religiosos fusilados en la Guerra Civil y silenciada su muerte hasta entonces. “Ese trabajo está aún por hacer”.
Non solum sed etiam
He tenido el honor de ser invitado a presentar este acto. Favor que me ha hecho el autor del libro, y al que tuve como profesor en mis estudios de Teología en Vitoria. Quiero compartir unos párrafos de esa presentación que he podido hacer esta tarde en la puesta de largo de un libro que recupera la figura de un buen hombre que podía haber dado mucho más al mundo y a la iglesia de no haber sido cercenada su vida injustamente, como se hizo con miles de personas durante la Guerra Civil.
“Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto.
Lurrean erori eta hiltzen denak, fruitu asko ematen du
Esta ha sido la realidad de muchos hombres y mujeres de nuestra tierra, y sigue siendo la historia de muchos que deciden hacer de su vida un seguimiento radical de Jesús de Nazaret.
De muchos, poco o nada se llega a saber, pero hoy tenemos la oportunidad de acercarnos a una de estas historias, la del P. José Otano, un claretiano fusilado en Hernani en 1936, y de cuya vida podemos saber gracias al trabajo realizado por otro claretiano, Josu Alday.
Esta tarde conoceremos unas pinceladas de los muchos datos biográficos que aporta el libro que hoy se presenta. Pero también podremos entender mejor la vida del P. Otano gracias a las palabras del profesor Santiago de Pablo que nos acercará al marco histórico, que tan bien conoce, de la Guerra Civil española.
Otano aitaren bizitza eta heriotza, Josu Alday eta Santiago de Pablo lanari esker ezagutuko dugu.”
Tras la presentación del libro se dio la oportunidad de participar a los asistentes, entre los que se encontraban dos vicarios, que tomarían nota de la deuda pendiente citada por Alday, y otro sacerdote, Félix Placer, quien interrogó al autor respecto a cuál podría ser la lección que podríamos sacar del P. Otano para ese camino que tanto preocupa entre nosotros de la reconciliación. Ciertamente, y del libro se puede deducir, el respaldo a la violencia ni a quienes la ejercieron no es el camino. El P. Otano se dedicó a lo que sabía, a evangelizar con sus prédicas y la música, especialmente en francés cuando estuvo en Francia y en euskera cuando estuvo en Tolosa. Y cuando le detuvieron estaba tocando en el órgano el himno a la Virgen del Pilar.
Alday manifestó que su deseo al escribir el libro no es el de reabrir heridas sino el de hacer justicia con el pasado y contribuir a la reconciliación precisamente.