Guillermo Carvajal. Los europeos llegaron a las islas en el siglo XVI atraídos por sus caladeros de pesca, y de hecho todavía hoy su economía se basa en la pesca del bacalao. Fueron principalmente pescadores franceses quienes se aventuraron los primeros a construir bases estacionales, procedentes de La Rochelle, Granville, Saint-Malo y del País Vasco francés. Estos asentamientos se cuentan entre los más antiguos de América, junto con los de españoles y portugueses.
Precisamente parece que el término Miquelón (Mikeleune) es de origen vasco, pues fueron vascofranceses procedentes de San Juan de Luz los principales colonizadores.
El archipiélago pasó por muchos y variados avatares a lo largo de la historia, incluyendo cambios de soberanía, invasiones y guerras. En 1815 quedó definitivamente bajo soberanía francesa. Durante los años 20, los años de la prohibición de bebidas alcohólicas en Estados Unidos, era desde estas islas como se introducía ilegalmente, y cuentan que hasta Al Capone llegó a hacer una visita.
Durante la Segunda Guerra Mundial se mantuvieron leales al régimen de Vichy, hasta que el 24 de diciembre de 1941 una flota de la Francia Libre tomo el control sin apenas resistencia, convirtiéndose así en el primer territorio en unirse a la Francia del general De Gaulle.
Tradiciones vascas
A pesar de que la lengua vasca ha desaparecido casi completamente, las tradiciones se mantienen con la presencia de una Casa Vasca (Euskal Etxea). Todos los veranos se celebra el Festival Vasco, la festividad más importante del archipiélago, con deportes tradicionales vascos como el harrijasotzaile (levantamiento de piedras), aizkolari (corta de troncos) y pelota vasca. Lleva celebrándose 35 años y a él acuden todos los años representaciones culturales y deportivas vascas. En 2006 se celebró, además, el centenario de la construcción de su famoso frontón Zazpiak Bat.
Aunque la bandera oficial es la tricolor francesa, existe una bandera que se suele utilizar localmente desde 1982. En ella está representado el barco Grande Hermine en el cual llegó a las islas Jacques Cartier en 1535, así como la ikurriña del País Vasco, y los símbolos heráldicos de Bretaña y Normandía, lugares todos ellos de procedencia de los primeros pobladores europeos.
La frontera marítima más extraña
En 1992 la disputa entre Canadá y Francia respecto a la Zona Económica Exclusiva que rodea el archipiélago tuvo que ser resuelta por la Corte Internacional de Arbitraje. Francia reclamaba una zona económica exclusiva de 200 millas, debido a las posibles reservas petrolíferas de la zona. Y Canadá pretendía conservar sus derechos de pesca.
Al final, Francia conservó las 24 millas naúticas (44,4 kilómetros) de mar en torno a las islas que establece la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, y se le añadió un corredor de 10,5 millas naúticas (19,4 kilómetros) de ancho y 200 de largo (370 kilómetros) que se extiende hacia el sur. El resultado de esto es la frontera marítima más extraña del mundo, o por lo menos una de las más curiosas.