Nekane Lauzirika/Laguardia, Rioja Alavesa. “Hay un gran desconocimiento entre la población vasca sobre la realidad cultural, histórica y artística de la Comarca de Laguardia; no se le ha puesto en valor. Con muy poquito dinero se podrían crear bastantes puestos de trabajo y hacer proyectos realmente atractivos para que se acercaran hasta aquí esos turistas que pasan por Donostia y Bilbao. Si esos dos millones y medio de viajeros que nos visitan supieran que cerquita de Vitoria-Gasteiz tienen un maravilloso gótico, yacimientos prehistóricos o rupestres... se acercarían a Laguardia. Para un americano o un alemán que ha hecho miles de kilómetros desplazarse cincuenta minutos más no le supone nada”, explica a Deia, Miguel Larreina González.
¿Cómo llega un químico a elaborar un libro de historia?
-He escrito una docena de libros, eminentemente de vinos, de analítica, que era mi formación original, pero cuando intentas explicar al lector, al consumidor de esas publicaciones por qué el vino de la Rioja Alavesa es el más prestigioso del mundo cuando supone menos del 0,5% a nivel mundial te dices si es por la reputación de la Rioja Alavesa. En los 80, cuando me incorporo a esta zona, me voy haciendo preguntas que la química no responde desde el punto de vista orgánico-ético, analítico... pues casi todos los grandes vinos son parecidos.
A medida que escribía sobre vinos iba incluyendo la historia de la zona.
-Sí. En todos los libros de vinos de Rioja Alavesa iba metiendo como hobby, al margen de mi trabajo cotidiano, más historia. Al hacer mi tesis doctoral en Burdeos me imbuí del espíritu de los franceses que son maestros en el arte de exaltar algo más allá de las características analíticas del vino; te hablan de cosas más etéreas, filosóficas. Me impregné del espíritu que tienen en poner en valor ciertos conceptos que van más allá de lo meramente vitícolas; la historia y todo lo que la rodea es uno de ellos.
¿Qué relación tiene con Laguardia?
-Vine a trabajar en 1982 cuando el diputado general me encargó la formación de un centro enológico que se llamó la Casa del Vino. Un donostiarra como yo se enganchó con este entorno que para mí era una parte de Euskalherria; en los veranos había venido con los aitas, pero muy de pasada. El contraste con el entorno de Gipuzkoa fue lo que me encantó y me hizo sentirme tan a gusto.
Pasear por Laguardia amurallada nos lleva directa y mentalmente al medievo. ¿Es más importante Laguardia hoy o entonces?
-Laguardia como villa medieval era la sexta o la séptima más importante del Reyno de Navarra; creo que tenía una importancia logística vital y económica en el Viejo Reino, mayor de la que hoy podría tener en Álava, que la tiene; la economía ha cambiado muchísimo; el vino era el petróleo de la Edad Media, incluso de los siglos XVI y XVII. El vino de la Rioja Alavesa le aporta mucho a Álava pero no deja de ser un porcentaje pequeño porque tiene otras industrias, otros sectores agro alimentarios.
¿La Villa de Laguardia fue tan importante en la Edad Media?
-Desde el mundo económico y geoestratégico son dos mundos tan distintos la Edad Media y ésta que casi me decantaría porque en aquella época fue más importante la Villa de Laguardia que ahora. Entonces se llamaba Laguardia a lo que prácticamente hoy definimos como la Rioja Alavesa; era muy amplia y su producción de vino reenviaba mucho dinero a las arcas de Navarra; además su plaza fuerte era vital para la defensa de la Merindad de Estella, que era una de las más fuertes del Reyno.
¿Cuál es el sentimiento que más pesa hoy en los laguardenses: riojanos, vascos, castellanos?
-Los laguardenses no han sido nunca castellanos. Si algo tienen en su fuero interno es una cierta navarridad, dejaron de ser de Navarra por ocupación hace 500 años. Esos sentimientos se van diluyendo, pero lo que se sienten son vascos, lo que son. Desde la perspectiva de Bilbao, o de Donostia sí que hay un cierto confusionismo a la hora de identificarles.
Porque Laguardia fue Nafarroa...
-A raíz de la ocupación castellana en 1462 deja de pertenecer a Navarra por obligación y pasa a Álava e inmediatamente se constituyeron las vías más importantes de Álava y establecen unas relaciones comerciales con Vitoria de tal intensidad, como se demuestra en el libro, que la propia Hermandad-provincia de Álava sin la Cuadrilla de Laguardia no se entendería y no hubiera tenido la evolución que tuvo.
¿Dice ud. que el vino de Laguardia era como el petróleo para Araba?
-Sí, y ello supuso que el alavesismo inmediato de la edad moderna en los siglos XVI, XVII y XVIII arraigara de tal manera que la navarridad se queda en lo romántico, pero a mí me ha servido para describir un poco la historia de Laguardia cuando la funda Sancho el Sabio, al mismo momento que Vitoria o poco antes de constituir San Sebastián; luego Sancho el Fuerte, su hijo, hacia 1209 ya la constituye como una de las plazas fuertes más importantes del Reyno de Navarra, cuando ya había ocupado Vitoria y Gipuzkoa.
Desde el resto de la CAV ¿Cómo cree que se ve a Laguardia?
-Desde algunos sectores a la Cuadrilla Laguardia-Rioja Alavesa se la ve con confusión y no se la ubica bien. Los laguardenses tienen un profundísimo sentimiento de vasconidad porque lo llevan en sus genes; está en la génesis de Euskal Herria. Tal vez el urbanita de las grandes ciudades confunda conceptos geográficos o de proximidad; hoy el Ebro se puede traspasar por diez o once puentes en lo que es la Rioja Alavesa, pero en la Edad Media no había ninguno. Entre Miranda de Ebro y Logroño estaba prohibido que hubiera puentes.
¿La conexión con Castilla era nula?
-Sí. La interconexión era prácticamente nula. Además en Laguardia hubo un frente de guerra de unas dimensiones inigualables que se llamaba la Sonsierra de Navarra y esto fue un fortín con castillos cada seis kilómetros a un lado y otro del Ebro. La guerra Navarra-Castilla aquí fue muy dura y esto le confirió un carácter de singularidad que le ha marcado y aún se nota.
Que se llame Rioja Alavesa no hace que se confunda. ¿Es interesada?
-Es un tema más complejo. A esta comarca se le llamó Laguardia, Sonsierra de Navarra durante 700-800 años. Hacia 1750, anteayer en la historia, es cuando el concepto Rioja, La Calzada, con un concepto muy limitado, se expande por los arrieros del País Vasco. Van agrandando el núcleo inicial que constituía una comarca de Castilla y van desarrollando ese nombre a todo lo que es Rioja Alta, casi Logroño y hay un momento hacia finales del XVIII que llega también a Laguardia.
Entonces estaban las cosas claras.
-Sí. Una cosa era Rioja Alavesa y otra la Rioja Castellana, la Rioja Alta... Es verdad que en a finales del pasado siglo XX, a raíz del Estatuto de Autonomía de la Comunidad vecina de Logroño, 1981 ese cambio de Logroño por La Rioja ha hecho que pueda inducir a la gente joven al error. Pero el nombre de Rioja Alavesa lo dice todo, está definiendo un producto y sobre todo la adscripción geográfica y política a Álava.
¿Cómo ve Laguardia: en progreso o descenso?
-Laguardia/Rioja Alavesa es un diamante en bruto que tenemos en Euskadi; sus potencialidades casi son infinitas; aunque se ha hecho mucho en las últimas décadas, pienso que no lo suficiente. La comarca está pasando por un periodo difícil porque vive de la uva y del vino.
Los laguardenses son viticultores, ¿La crisis también les ha llegado?
-Son cosecheros y ese sector se lo está pasando mal, pero tienen otras facetas, la enoturística, la restauración, la gastronómica...Además, los cambios de costumbres y la proximidad de Vitoria-Gasteiz que está hoy a 15 minutos de Labastida y a poco más de Laguardia, Bilbao a una hora escasa, Donostia, con la autovía a 90 minutos; son distancias tan cortas que desde ese punto de vista, el futuro de La Rioja Alavesa es extraordinariamente bueno.
El poblado de la Hoya, la Hechicera, la Basílica de Santa Señora, ¿Cree que son suficientemente conocidas entre la población vasca?
-No. Tenemos un gran desconocimiento de esa comarca; no se ha puesto en valor. En los 50, Barandiaran con otros arqueólogos estuvo por aquí sacando a la luz los yacimientos, los maravillosos dólmenes... disponemos de un entorno natural bellísimo y esto no lo hemos puesto en valor. El poblado de la Hoya, una maravilla celtibérica, que si vas por media Europa no ves cosas tan interesantes. Si lo cogieran los franceses le sacarían chispas, porque los europeos son muy a este tipo de cultura.