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Un marplatense, Asier Iriberri Plazaola, fue elegido para presidir por los próximos dos años la Federación de Entidades Vascas Argentinas (FEVA), una entidad que nuclea a 98 centros vascos ubicados a lo largo y ancho del país. Algo que Iriberri Plazaola toma como “un reconocimiento”, pero también como “un orgullo” luego de su larga historia dentro de la comunidad vasca de Mar del Plata.

Esta es la segunda vez que un marplatense tiene la responsabilidad de liderar esa entidad, luego de la presidencia de Juan Gaillour entre 1988 y 1991. Iriberri Plazaola se crió en el Centro Vasco de Mar del Plata, donde desde muy chico integró el cuerpo de danzas y como dantzari llegó a ser director de bailes e integrar diversas comisiones directivas y presidir la institución. Ahora tendrá la responsabilidad de representar a todos los vascos del país junto a Arantxa Anitua -anterior titular-, quien lo secundará en el rol de vicepresidente primera.

“Para mí es un honor tener esta posibilidad. Y un orgullo, sobre todo por poder presidir esta entidad que aglutina a toda la República Argentina y por sobre todas las cosas, tener una mesa directiva tan fuerte, con casi cien centros vascos en todo el país”, resaltó el dirigente vasco en diálogo con El Marplatense.

A partir de ahora, se trabajará en “fortalecer los lazos, los vínculos con la gente del Gobierno Vasco, con todos los centros vascos de Argentina. Tenemos el objetivo de impulsar espacios de educación, de difusión, de transmisión de los valores del pueblo vasco. Fortalecer el sentimiento de pertenencia, la construcción de la identidad”. Como así también la realización de talleres de gastronomía, mus, pelota paleta, música o la FEVA Federal para que participen los vascos de todo el país.

Para Iriberri Plazaola la comunidad vasca es “familia, pertenencia, amigos” y desde lo personal consideró: “Es mi vida, me crié con eso y por supuesto que somos argentinos y amamos Argentina porque le abrió los brazos a nuestros padres y abuelos. Ellos venían de un lugar del que emigraron de un día para el otro y la construcción que se ha hecho en Argentina es muy fuerte. El reconocimiento que han tenido es de un amor enorme”.

VASCOS DE ARGENTINA

La madre de Iriberri Plazaola llegó a la Argentina a los 8 años con sus padres y se instalaron primero en Bahía Blanca. Con diversas corrientes migratorias, la principal se dio en tiempos de la Guerra Civil. Los vascos que llegaron al país se dedicaron a actividades como la ganadería, pero también se dio una fuerte presencia en el campo de la gastronomía. De hecho, la abuela del nuevo presidente de la FEVA tuvo un programa de cocina vasca en Canal 8 allá por la década de 1970. 

Y si bien “vascos hay en todos lados”, como bien señaló Iriberri Plazaola, “la particularidad que tiene Argentina es que es la comunidad organizada más grande del mundo. En el mundo hay aproximadamente 170 instituciones de las cuales 98 están en Argentina”. En ese marco, Mar del Plata es también una ciudad clave: el Centro Vasco de Mar del Plata se inauguró en 1943 y la Federación de Entidades Vascas Argentinas se fundó en la ciudad en 1955.

El Centro Vasco de Mar del Plata cuenta actualmente con una masa societaria de alrededor de 400 personas y con una vida cultural destacadísima, donde la gastronomía es un punto de interés constante pero también lo son los bailes: “Lo fuerte son las danzas, que es lo que se muestra, lo que a la gente le gusta ver. La danza fue lo primero que se fue armando en los centros vascos”. Precisamente todos los viernes a las 19:00 se imparten clases gratuitas para chicos a partir de los 3 años en la sede de Moreno entre Jujuy y España.

A diferencia de otras comunidades, los vascos están distribuidos a lo largo y ancho del mapa del país. Por eso, para Iriberri Plazaola “el gran desafío de la Federación es tratar de llevar esto con armonía, con un orden de complicidad entre todos para que fluya”.

Pero afortunadamente la generación de conciencia que han tenido históricamente para mantener sus costumbres y tradiciones evidencia que desde lo comunicacional la comunidad vasca funciona como una red. “Tenemos suerte con eso, nuestros padres y abuelos nos han sabido inculcar las tradiciones, las raíces. Y tenemos un fuerte sentido de pertenencia. Pero las generaciones van pasando y nuestro trabajo es transmitirles lo que nos transmitían de primera mano nuestros padres o nuestros abuelos”, señaló el directivo vasco como forma de reconocer la responsabilidad que le caerá de ahora en adelante.