euskalkultura.eus

En general, el viaje ha tenido un perfil bajo, pero eso no siempre es malo. Sus predecesores, Patxi López e Iñigo Urkullu, tuvieron dos sonadas visitas que desvirtuaron sus misiones. El primero se empeñó en hacer el viaje pese a coincidir con la Conferencia de Aiete y la decisión de ETA de dejar la lucha armada. López hizo el ridículo con una rueda de prensa en un tren. Urkullu, por su parte, sufrió un ataque de celos respecto al alcalde de Donostia, Juan Karlos Izagirre, de EH Bildu, y se atrincheró en la habitación del hotel. Ese incidente tuvo otro episodio de venganza postrera en la piel del expresidente de la Euzko Etxea de Nueva York, con la filtración de detalles sobre su vida personal. En principio, Pradales lo tenía en bandeja.

Claro que ha habido épocas en las que los representantes vascos tenían más influencia en EEUU, pero tenía que ver sobre todo con el poder logrado por algunos miembros de la diáspora vasca. La cooperación con la comunidad transoceánica es vital.

Es normal que en este terreno haya altibajos. Si en Euskal Herria se ven trazas de decadencia, es imposible que esa inercia no se exporte. Quizás se deban evaluar prioridades y programas de promoción. Puede que no se haya acertado en qué invertir, en dónde poner las energías. La sombra del clientelismo y la subordinación a intereses privados es una constante.

Que EiTB sea el único medio que acompaña al lehendakari tampoco es lo habitual. Sin saber bien por qué, la transición de este Gobierno no está siendo sencilla y se evidencia en varios detalles de este viaje.

Misiones en diplomacia, economía y cultura

Dado que en la restructuración de las delegaciones que Lakua realizó a finales de año no estaba contemplada y que no tiene presupuesto asignado, el anuncio de que la CAV «reforzará su presencia en Estados Unidos con una Delegación permanente en Washington» suena a publicidad engañosa. No obstante, convendría valorar la propuesta y ampliar el debate.

Alguna explicación habrá, pero no es fácil entender por qué la Delegación se abrió en Nueva York y no en la capital. Ese es el lugar apropiado para tener un radar y es desde donde se pueden ejercer mejor las labores diplomáticas de una nación sin estado en los ámbitos político, económico y cultural. Igual que se hace en el resto de delegaciones exteriores.

Es significativo que aún no haya una sola Delegación en Asia ni en África, solo misiones comerciales. Esto no es responsabilidad de Pradales; cambiarlo, sí.

Las cosas deben tener una lógica y un sentido

La visita al Guggenheim era obligada, pero destapó las dudas razonables. El proyecto de Urdaibai no tiene sentido ni desde el punto de vista de la Fundación Guggenheim, que tiene museos únicamente en Nueva York, Venecia, Bilbo y uno en construcción en Abu Dhabi, ni desde la perspectiva vasca de vertebración del territorio, porque tendría un fuerte impacto ecológico y concentraría esos museos en Bizkaia.

Así se lo han hecho saber Greenpeace y las plataformas de Urdaibai tanto a los representantes vascos como a Mariët Westermann, directora de la Fundación Guggenheim. Una suerte de efecto Streisand.

Las trabas del Gobierno Pradales están en casa y vienen de atrás. Para resolverlos hace falta una perspectiva nueva. A veces, viajar ayuda a verlo más claro.