Alicia del Castillo. El fenómeno de la emigración vasca a Estados Unidos fue intenso en muchas localidades de Navarra e Iparralde. Pero eran historias que se contaban «en casa». En 2005 Igantzi comenzó a rescatarlas y con un grupo de voluntarios, la asociación se puso en marcha. Hace un año abrieron un Museo en Elgorriaga y acaban de publicar un libro.
–¿Qué mejor homenaje a un padre que recuperar no solo su memoria, sino la memoria de todos los que vivieron aquella vida?
–Personalmente es un homenaje que hago no solo a mi padre, a mi madre también, porque ella fue la que, cuando falleció el aita, 15 días antes de celebrar la fiesta de Lesaka, me dijo que tenía que seguir con esto.
–Fue la fiesta que se celebró en Lesaka en 2006, llena de reencuentros...
–Personas que se reencontraron 40 ó 50 años después. Durante muchos años terminaba la fiesta y no podía leer ni ver nada. Y a raíz del viaje con pastores a Estados Unidos, a Elko, donde estuvo mi padre 12 años, conseguí abrir algo y a partir de ese día todo cambió y pude empezar a disfrutar. Fue importante también recibir mensajes de hijas de pastores que me decían que gracias a esta labor están orgullosas de sus padres.
–En Baztan-Bidasoa hay localidades en las que de cada casa al menos fue uno.
–Y es algo que se desconocía. En 2005 nos invitaron a un Congreso sobre pastoreo que se hizo en Arantzazu. Estaba mi padre y cuatro pastores de Sunbilla. ¿Y de Navarra no habéis invitado a nadie más?, pregunté. Y me dijeron, ¡Ah!, ¿pero hay más? Ahí fue cuando me comprometí a hacer una base de datos de Lesaka.
–Entonces, todo empezó en ese momento...
–Sí. Empecé a ir con el aita a caseríos, donde sabía que habían ido y empezaron a contarnos historias, y yo dije... ¡pero si esto es un tesoro!. En el 2005 hicimos una fiesta pequeñita solo en Lesaka. Al año siguiente pensamos en hacer algo más grande. Comenzamos a recibir llamadas y nos juntamos 500 personas.
«De América trajeron dinero y riqueza, pero también muchos avances sociales»
«En 2023 queremos recuperarla en Urdazubi y en 2024, en Basaburua»
–¿Y desde entonces la habéis celebrado todos los años?
–Sí, menos por la pandemia. En el 2011 nos constituimos como asociación. Estamos pastores e hijos e hijas de pastores de distintas zonas de Navarra. Veíamos que nos estábamos haciendo con un material, con unos testimonios, que había que darle salida. Empezamos a hacer paneles, charlas...
–Y de todo eso a este museo que acaba de cumplir su primer año.
–La idea es hacer una ruta del pastor americano, con distintos museos que enlacen desde Iparralde hasta Bizkaia, en las poblaciones que tuvieron este fenómeno. Y empezamos por aquí gracias al trabajo de recopilación de Tomás Ibarra y de Amets Inda, a una ayuda del Gobierno de Navarra y a que el ayuntamiento de Elgorriaga nos cedió este molino para diez años. Esto es un comienzo. Ahora hemos editado un libro.
–En Gipuzkoa el fenómeno casi no se dio...
–No, hicimos una recopilación, pero fueron pocos. Tuvieron antes la industria y también la mar, bastantes se fueron de frailes... Fue sobre todo en la zona de Donibane-Garazi-Baigorri, Aldudes, Aezkoa, Erro, Baztan-Bidasoa, Larraun y acabamos de estar con la alcaldesa de Basaburua, para hacer ahora y Ultzama. Y luego Bizkaia, Ispaster, Gernika.
–De lo que hay en el museo ¿te quedas con algo en especial?
–Me quedo con las personas, los testimonios, cuando oímos las grabaciones, cuando vienen aquí... Es el archivo inmaterial. Algunos iban con el objetivo de ganar un dinero y luego montar aquí sus negocios, comprar las casas, arreglarlas, Trajeron dinero, pero también muchos avances sociales.
–Llegaron a otro mundo...
–Sí, estaba mucho más avanzado entonces, tanto en tecnología como en mentalidad. La ama me contaba que en el año 70, en un picnic vasco vio a hombres cambiando pañales a sus hijos. Eso entonces aquí era impensable. Cuando llegó mi ama, mi aita le dijo a una prima suya, llévale a que se compre unos pantalones cortos. Y mi madre, que nunca se había puesto ni pantalones...
–Tienes un hermano muy conocido, Julian Iantzi, pero entre los pastores, la conocida eres tú...
–Eso me dicen: Aquí, él es tu hermano y no al revés.
–Julian, que estuvo con pastores allí...
–Sí. En ese viaje vino también un primo mío, Joxe Mari, de palomeras de Etxalar y él siempre me dice que aquel viaje le abrió los ojos como hijo. Porque, hasta que no vio dónde y cómo habían trabajado, y la imagen que habían dejado allí, no fue consciente de lo que significaban allí. En Nevada hay una reserva natural en la que hay muchos nombres grabados en las cortezas de los árboles. Los guardas de la reserva se ofrecieron voluntariamente a llevarnos, en cinco coches, ese día de fiesta. Nos dijeron que era su forma de reconocimiento a los pastores que estuvieron en Nevada.
–¿Y vais a recuperar la fiesta en 2023?
–Queremos recuperar la idea, que era hacerla en Urdazubi. Y acabamos de hablar con la alcaldesa de Basaburua, para seguir con la investigación allí y en Beruete. Así que en 2024 la fiesta tendría lugar allí. Lo que queremos es que se conozca la historia de todas estas personas, por eso también estamos trabajando una unidad didáctica para las escuelas, para que los niños sepan qué hicieron sus aitatxis.