Ricardo Quesada. Txapela (pronunciado chapela) es el nombre que recibe la boina euskera y, a raíz de la profunda relación que tiene ese accesorio con la Argentina, fue elegido para la marca de una sidra vasca elaborada en la Patagonia. Distinta de las versiones que se consumen en el país, Txapela se caracteriza por no tener gas ni azúcar agregados, lo que hace que sea más ácida y con mucho más gusto a manzana.
La idea de elaborarla en la Argentina la tuvo Xabier Aguirre, un hijo de vascos que veía que faltaba en el mercado local un producto típico de la tierra de sus padres. Este es su segundo intento de introducir este estilo de sidra. En 2016, junto con un socio, había lanzado la marca Iñaki que, si bien no tuvo el éxito que habría esperado, sentó las bases del emprendimiento actual.
"Vengo de una familia de gastronómicos. Mis padres tenían un restaurante en Rosario y estuvieron muchos años a cargo de la cocina del Centro Vasco Laurak Bat en Buenos Aires. Siempre estuve relacionado con el mundo de la comida y la alimentación, hasta que decidí largarme como emprendedor", cuenta Aguirre.
Tras el traspié de Iñaki, se conectó con la Asociación de Sidreros del País Vasco con el objetivo de encontrar un socio estratégico. Fue así que en 2017 entró en contacto con Petritegi, una de las sidrerías más grandes de Guipúzcoa, que transfirieron el conocimiento de cómo elaborar la bebida según la tradición vasca. Por el otro lado, Aguirre encontró en la Cooperativa de Comercialización y Transformación de Colonia Juliá y Echarren al socio que buscaba para la producción.
Con una inversión de 55.000 euros, equivalentes al costo de la transferencia de conocimiento, Txapela -que se elabora 100 por ciento con manzanas- fue presentada oficialmente en sociedad en julio de 2019. Al principio se comercializaba en barriles de 30 litros -una presentación típica en España- para atender el canal de restaurantes. "Primero se servía txotx, o sea tirada desde la canilla. En diciembre de ese año incorporamos botellas de 750 cm3 con corcho escanciador, que se distribuyen en vinotecas", explica Aguirre y agrega que el escanciado de la sidra consiste en servirla desde gran altura, de manera que el líquido golpee el borde del vaso. De esa manera, se abren los aromas y sabores.
Para este año Txapela tiene previsto elaborar 35.000 litros y ya proyecta llegar a 50.000 litros en 2022. Además, lanzaron una versión asturiana con la marca Teitu y para fin de año presentarán una de estilo achampañado, más parecida a las de consumo habitual en el país.
"Tenemos más tiempo en pandemia que fuera de ella, pero la respuesta de los consumidores fue buena. Estamos creciendo a un 30 por ciento anual. Creo que este tipo de sidra acerca a un público que no está habituada a consumirla", cuenta. Con la aparición de nuevas marcas, agrega, muchos consumidores jóvenes están redescubriendo el producto.
El próximo paso será comenzar a exportar. Ya hay oportunidades de llevar la marca a Uruguay y Paraguay. Sin embargo, las negociaciones más avanzadas las tienen con México.
"En los últimos años hubo un boom de sidras asturianas y vascas. Queremos presentarles una sidra que lleve la marca Patagonia", cierra.