Marc Pons. Según la prensa de la época, Irujo proclamó: “Entre los fines que la Delegación vasca persigue está en primer lugar el de salvaguardar en lo posible los intereses morales y materiales de todos los vascos que por una u otra causa se encuentren en Catalunya. Hay que tener en cuenta que su número es muy importante, pues, aparte de las quince mil personas que huyendo de la toma de Irán por los fascistas se refugiaron en Catalunya, habitualmente residían ya en Barcelona más de cinco mil vascos”.
También según la prensa de la época, Irujo dijo que aquella iniciativa se había materializado en buena parte gracias a las excelentes relaciones entre el president Companys y el lehedakari Aguirre, que habían visto la necesidad de “armonizar los intereses de Cataluña y Vasconia en todos aquellos casos en que por incomprensión o desconocimiento de los elementos que intervienen, surgen algunas dificultades en relación con el normal desenvolvimiento de la Banca, la industria o el comercio”.
Finalmente invitó al Govern de la Generalitat a hacer lo mismo en Bilbao. Y la prensa publicada los días inmediatamente posteriores confirma que el gobierno catalán valoró muy seriamente esta posibilidad. Pero el desarrollo de la Guerra Civil española (1936-1939) en el llamado Frente del Norte, que provocaría la caída de Bilbao en manos del ejército rebelde (19 de junio de 1937), y la ocupación franquista de la totalidad del territorio vasco, imposibilitaría la materialización de aquel proyecto.