Julio Arrieta. La aventura de los marines de origen vasco en la Segunda Guerra Mundialha salido a la luz de forma insospechada, porque lo ha hecho a través del desmentido de una leyenda, la de los combatientes euskaldunes a los que el Ejército estadounidense había confiado la transmisión de mensajes cruciales para el desarrollo de la batalla de Guadalcanal. Según este mito, recogido y reproducido por escritores, periodistas e historiadores de prestigio durante décadas, varios marines euskaldunes, a las órdenes de un tal capitán Frank Carranza, habían prestado un servicio crucial transmitiendo información en euskera, unas emisiones que eran captadas pero no comprendidas por los desconcertados escuchas japoneses.
La realidad de que un grupo de indios navajos desempeñaron esta labor de locutores de claves –como se recoge en la película 'Windtalkers'–, dio verosimilitud a este mito, cuya deconstrucción, sin embargo, ha permitido revelar la historia de los auténticos marines vascos que combatieron en el Pacífico. Los historiadores Pedro J. Oiarzabal y Guillermo Tabernilla han identificado a unos 30 de estos soldados.
«La cuestión de si se usó o no el euskera en Guadalcanal, que fue que no, y de los supuestos codificadores que mandaba el falso capitán Carranza ha causado el efecto colateral de tapar las, en muchos casos espectaculares, historias reales de los cerca de 1.000 combatientes de origen vasco que participaron con las fuerzas armadas de los EE UU en la Segunda Guerra Mundial», explica Tabernilla. Hoy, «sabemos que los vascos que lucharon en el Cuerpo de Marines no fueron los más de 100 codificadores de los que hablaba el mito, sino unos 30, cuyas biografías, absolutamente desconocidas, pretendemos dar a conocer con este documental que produce la Asociación Sancho de Beurko bajo la dirección de Jonathan Valle», cuyo tráiler de adelanto se ha grabado en La Arboleda. La fórmula de financiación «será el crowdfunding, que se abrirá en un par de meses».
La idea es dramatizar «varias historias personales, que serían las de Rudolph Iglesias», que combatió en la 1ª División de Marines y fue condecorado con la Estrella de Plata en Okinawa; Albert Philip Pagoaga, 5ª División, que «perdió la pierna en Iwo Jima»; Lawrence Erburu, que formó parte de la 4ª División y «murió en Saipán»; Felix Ordoquihandy y Lawrence Amoriza, ambos de la 1ª División, «que fallecieron en Okinawa»; y George Ascuena, «condecorado con la Estrella de Plata en Filipinas».
La mayoría combatieron después de la batalla de Guadalcanal, que supuso el cambio de tornas que inclinó la balanza a favor de Estados Unidos en un conflicto que arrancó con una fulgurante sucesión de triunfos japoneses. Fue en Guadalcanal donde «los americanos empezaron a devolver el golpe» al imperio nipón. Este episodio supuso el comienzo de una serie de campañas en las que el Cuerpo de Marines de los Estados Unidos (el US Marine Corps) «obtuvo resonantes victorias, en enfrentamientos célebres por la saña con la que los japoneses se defendieron causando unas bajas terribles en una guerra total: Guadalcanal, Tarawa, Saipán, Peleliu, Iwo Jima, Okinawa»...