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En los primeros días de marzo, anunciando aires de primavera, se desarrolló un Seminario sobre Manuel Irujo, auspiciado por la Cátedra Manuel Irujo Fellowship de la Universidad de Liverpool, puesto en marcha por el Instituto Etxepare, promovido por el profesor del Programa de Estudios Vascos de la Universidad de Liverpool, Gorka Mercero Alzugarai y por el co-director del Center for Basque Studies de la Universidad de Nevada, Reno, Xabier Irujo, siendo éste nombrado primer Manuel Irujo Fellow de la Universidad de Liverpool.

Al Seminario acudió el Decano de la Facultad de Humanidades de la Universidad, Chris Harris, las nietas de Irujo y numerosos estudiantes. Se trató de la vida de Irujo y su aportación a la política vasca del S. XX. Intervinieron, como ponentes, Aurora Madaula (Universitat de Barcelona), Irati Agirreazkuenaga (London School of Economics), Aritz Ipiña y Aritz Onaindia (EHU). Xabier Irujo (University of Nevada, Reno) y Joseba Agirreazkuenaga (UPV-EHU) actuaron de moderadores y cerraron el Seminario con una mesa redonda cuyo temario fue sobre las dos dictaduras que padeció Irujo (Primo de Rivera y Franco), las dos guerras mundiales y su largo exilio de cuarenta años. Se revisó su ideario demócrata-cristiano, su respeto integral a los derechos humanos y su trabajo a favor de la construcción de una república vasca en el seno de una entonces prometedora Europa de los Pueblos.

Me tocó iniciar el Seminario, con la colaboración de Mikel Irujo, licenciado en Derecho, presentando una Línea de Tiempo para conformar el hombre Irujo, nacido en 1891, en las circunstancias que le rodearon: las guerras carlistas del S.XIX, la Gamazada, la amistad de su padre Daniel con Sabino Arana Goiri, líder del movimiento nacionalista vasco, las guerras libertarias americanas que acabaron con el imperio español, así como las de África, y las dos Mundiales. Aunque el Estado español no se implicó en la 1ª Guerra Mundial, le afecta a Irujo en su vida privada pues su esposa Aurelia muere afectada por la gripe española. En la guerra civil española, resultado de un golpe de estado que el ejército provoca dando paso a una contienda de tres años, se ve un preámbulo de la 2ª Guerra Mundial, ya que los ejércitos de Hitler y Mussolini intervinieron en la misma con impunidad. El bombardeo de Gernika es una prueba de ello.

La vida política de Irujo comienza pronto desarrollando sus puestos políticos (diputado y senador) en democracia. Fue nombrado Ministro Sin Cartera y de Justicia de la 2ª República Española a cambio de otorgar a los vascos, para que defendieran el frente norte, el Estatuto de Autonomía, que durante cuatro años se negaron a concederles las Cortes españolas. Siempre afirmó: Fui el precio del Estatuto. Hombre de bien, de convicciones cristianas y espíritu conciliador, trabajo en esos cargos, junto a los cónsules ingleses y el presidente de la Cruz Roja, en el salvamento de vidas humanas, mediante canjes. Durante los cuarenta años de su exilio, Irujo fue Asesor Jurídico del Gobierno Vasco en Exilio, en París, y muchas veces se desplazó a las Eusko Etxeas de América, para levantar el ánimo de quienes exiliados de Euskadi, deseaban un regreso a la misma.

En su funeral, una gélida mañana de enero de 1981, el sacerdote que ofició la misa afirmó en su sermón: Hombres como Irujo se dan, en un pueblo, una vez cada tres generaciones. Es verdad que tal aseveración, en aquella época, podía aplicarse casi al conjunto de los políticos vascos que demostraron, en su quehacer y destierro, gran honestidad y lealtad.